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Antonio Rodrigo Torrijos: "Si llego a ser alcalde, ¿habrá un golpe de estado en Sevilla?

El candidato de IU analiza su situación tras la imputación por parte de la juez Alaya en el ciclo Desayunos con el candidato de El Correo de Andalucía

el 11 abr 2011 / 11:05 h.

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El director de El Correo, Diego Suárez, observa a Torrijos, en un momento del desayuno.

A cuarenta días de las elecciones, el candidato de IU, Antonio Rodrigo Torrijos, inició ayer un ciclo de desayunos organizados por El Correo de Andalucía con Cajasol. El alcaldable analizó su situación tras la imputación de la juez Mercedes Alaya , hizo balance de este mandato y detalló sus expectativas electorales ante el 22 de mayo.


–Encara la campaña con una imputación, ¿hasta qué punto modifica su estrategia?
–No debemos negar la evidencia, un hecho como ese afecta por el momento en el que se produce. No me la esperaba, aunque en los mentideros se dijera que más tarde o más temprano pasaría. No me la esperaba por lo que conozco de las declaraciones judiciales. Pero la afronto. Cuando recibamos el auto emitiremos un juicio con más rigor. Pero no hay nada que me conduzca a tener temor porque no he participado en nada irregular.


–¿No le ha llegado el auto? ¿Cómo valora haberse enterado por los medios?
–No me ha llegado. Y me enteré casualmente el día anterior de ir a Madrid a la firma de un código ético. En este proceso electoral, que se ha convertido en un problema de estado, estamos asistiendo a múltiples casualidades.


–¿Se siente atrapado por su código ético? Plantea la dimisión a imputados por corrupción y se juzga eso, un caso de corrupción.
–No me considero un corrupto. Y suscribo plenamente los puntos del código. Entiendo que es frente a la corrupción, y no tengo nada que ver con eso. Interpreto la corrupción como llevárselo calentito. Modificar algo, para llevarse algo o tener un beneficio. El código es contra la corrupción, y yo me declaro, y esto es excusatio non petita, una persona aceptablemente honesta.


–¿Se planteó tirar la toalla?
–He tenido una vida política y social compleja. Aparte de la clandestinidad, fui expulsado de CCOO. Fue un trauma, y no tiré la toalla. Fui al TSJA y perdí. Tardé cuatro años. Y en ese tiempo fui al Supremo y gané, al Constitucional, y gané. Y volví a CCOO. Ahora, afronto esta situación, y lo hago con alegría, firmeza y responsabilidad. Convencido de que el proyecto tiene espacio y que podemos seguir influyendo.


–¿A qué se refiere con múltiples casualidades?
–Podemos correr el riesgo de establecer un debate pseudoparanoide, una fuerza que se siente perseguida. ¿Pero no es casual que desde que IU llegó al gobierno la Cámara de Comercio y la CES exigieron que un comunista no podía llevar economía? Es una injerencia brutal en la democracia. Imaginaos que nos volvamos todos locos, y yo sea alcalde, ¿qué va a haber un golpe de estado en Sevilla? No. Luego fui citado a una cena para el plan estratégico. Y me encuentro con 15 personas del poder económico. Y me plantean tres cuestiones: Tablada, la central térmica de Punta del Verde y el puerto. En Tablada, di mi opinión; sobre Punta del Verde, les dije que no; y para el puerto me plantean pantalanes para yates y les digo que me manden el proyecto. Cuando me despedí, me dieron dos golpes con una gruesa mano con dos anillos. “Ningún problema”, me dijeron. A raíz de eso se inicia una intervención para que los comunistas no regulemos la economía. Esa es mi visión paranoide.


–¿Quién le llevó a esa cena?
–No diré nombres. Un cargo del PSOE. Después se tiene que ausentar y me quedo solo. Y yo siempre digo que tengo los pelillos del culo quemados de sentarme en la silla eléctrica. Pero cuando vi las caras de la gente, me acojoné.


–Pero hablábamos de las casualidades judiciales...
–Tengo un profundo respeto a la Justicia. No debemos intervenir forzando ni discutiendo en sede política lo que corresponde a la judicial. Respeto la soberanía de los poderes. Me voy a morder la lengua, voy a limitarme en afirmarme en ese compromiso de respeto. Sostengo que casualmente después de un procedimiento abierto hace dos años, se imputa a un candidato a 40 días de las elecciones. Una casualidad.


–Cayo Lara, su coordinador, dice que no habrá excepciones, ¿qué tendría que pasar para que se le aplicara el código ético?
–Que dejara claros indicios racionales de corrupción. Voy a contar otra historia. Los mayoristas de Mercasevilla llevan tiempo interpretando que no debían abonar un canon que la empresa les cobra por prestar unos servicios. El que se opone soy yo. Como consecuencia, se fueron a la huelga, y por eso Torrijos les abrió expediente sancionador. Recurrieron, y una sentencia dice que las sanciones eran legales. Son los mayoristas quienes ponen la denuncia contra mí. Y la jueza me imputa supuestamente por su demanda. Son casualidades.

–Un camarero preguntaba el otro día, ¿eso de los ERE qué es? ¿Cómo explica usted qué ha pasado en Mercasevilla?
–Habría que hacer un máster. Es complicado porque está penetrado por el cohecho original. Así empezó. Después se traduce a un asunto jurídico administrativo sobre la fórmula con la que se debe enajenar el suelo. Y luego aparecen los ERE. Mercasevilla es la tormenta perfecta de la corrupción. Todo entra en el mismo saco. El tema de los ERE es una inasumible intención de que con dinero público se puede satisfacer a personas que lo podían o no necesitar pero que no tenían relación con las empresas.

–¿Quién se lo ha llevado calentito en Mercasevilla?
–Dudo de que haya alguien que se lo haya llevado calentito. Por lo que sabemos no se han producido mordidas. Ni en el cohecho ni en el suelo. En los ERE hay personas que se han beneficiado porque han recibido dinero público derecho a él.

–Pero se adjudica el suelo a una oferta que no era la más alta
–Se acuerda un sistema legal para la operación que es el concurso. Se aprueba a propuesta de la comisión de contratación, se convoca el concurso con unas bases, la mesa propone la adjudicación y se aprueba en consejo. ¿Cuál es el problema? ¿Que la subasta ha conducido a una pérdida de ingresos? ¿Quién lo dice? En Nuevo Tussam, cuando IU llegó estaba fijada una subasta, dijimos que no e hicimos un concurso. ¿Qué un concurso es lesivo y una subasta beneficia al interés general? ¿Quién lo dice? E insisto, se decide en una mesa de contratación en la que no estoy y en un consejo de administración con todos los partidos. Cuando hay una adjudicación va un expediente y uno dice: hay acuerdos jurídicos, tiene base legal, pues para adelante.

–Con dos imputados y Carlos Vázquez, que no es el más popular, ¿no afecta a sus expectativas?
–En el caso Medrano hemos presentado un papel en el que pedía permiso para un homenaje a Agustín de Foxá, no un acto literario o poético. Eso es lo que vio Pepa y es un elemento probatorio. Vázquez es el nuevo cafre. Conmigo han llegado al límite. ¿Nadie se extraña de que haya tantos imputados de IU? ¿ Tan malos somos, tan cafres, tan perseguidores de la libertad?

–Vázquez participó en un piquete coactivo.
–¿Cómo que coactivo? Coactivo es lo que nos pasa a nosotros y nadie se escandaliza. Que un patrón diga que en el gobierno no puede estar IU. ¿Cómo que coactivo? Si estamos en un conflicto de clases. ¿Por un día de huelga en el que un cargo participa en un piquete y se cae una mesa se monta ese escándalo?

–¿Cuáles a su juicio han sido los temas estrella del gobierno?
–De lo que me siento más orgulloso es de la micropolítica, de las pequeñas cosas que mejoran la vida de la gente. Sobre todo la política social. Las VPO, el parque social de viviendas, el bonobús solidario, los talleres prelaborales, la apuesta por la sostenibilidad con la peatonalización y las vías ciclistas, de los presupuestos participativos y de la inversión en instalaciones deportivas.

–¿Y los errores?
–No estoy de acuerdo con la concepción megalomaníaca. La necesariedad que a veces se tiene desde la política de pasar a la historia. Pero en un gobierno de coalición hay un quid pro quo. Hubiera hecho un Metropol, sobre todo en su última fase, menos costoso. Hubiera orientado los recursos a otras necesidades derivadas de la brutal crisis. Hubiese sido más firme con Fibes. La operación original era que pagaban empresarios, Junta y Estado. Pero al final el Ayuntamiento ha hecho una transferencia de rentas generales a particulares. Fibes es bueno para la economía en general, pero sobre todo para algunos sectores.

–Espadas ya ha dicho que Economía la asumirá el PSOE, ¿lo entiende como un guiño a los sectores económicos?

–A Espadas le falta un pequeño hervor. Porque en política se rige uno por los principios y la estrategia. Nadie me habrá escuchado hablar de pactos. Por prudencia, por estrategia y porque hay que esperar a la matemática. Y Espadas ha dicho, ante el insaciable báculo en el que se han convertido algunos sectores, que los distritos no se negocian, que las delegaciones no se negocian, y que Economía la llevarán ellos. Que le vaya bien. Pero si la matemática, e IU necesita un par de concejales para tener mayoría absoluta, nos lleva a sentarnos en una mesa para discutir, le recomiendo paciencia. Y que no subestime nunca, por débiles que sean, a los que se sienten con él.


–¿Y si al PP le hace falta IU?
–Conmigo no. No voy ni a coger billetes de mil euros con el PP.


–Si tenéis en contra a mayoristas, a empresarios, a la asociación de protectores del marisco belga...¿Quién está a favor?
–Nuestra alianza son los sectores más desfavorecidos. La política para el desempleo, el eje socioeconómico. Hay propuestas para quienes sufren el desequilibrio. Para la inmigración, que nadie ha abordado... Si quien usa el bonobús solidario, quien circula por carriles bici, quien participa en los presupuestos participativos, quien utiliza los centros deportivos, si esas miles personas pensaran que hemos sido útiles, ¿por qué no va a conseguir Torrijos que a quien ha mejorado un poco la vida le vote? Hay gente que puede reconsiderar su ideología y pensar que los comunistas, tan perversos, saben gestionar. Y puede decir alguien, voy a echar una canita al aire, y echar ese votito. Vamos ganando en iniciativa. La peatonalización cualquier día dice Zoido que es suya, los carriles bici nos dice ya que había que hacerlos mejor. Sueño que tengamos peso suficiente para hacer irreversible el cambio. Que no vengan los que no hicieron nada, que ofrecen todo, a engañar a la gente y a no hacer nada. 3.300 millones llevo contados en las propuestas de Zoido. Es un fraude, porque no lo puede hacer. Y es un fraude cuando Espadas ofrece megalomaniacas ofertas. Hay que defender la micropolítica. Vienen tiempos duros y hay que decir que Sevilla ya está construida, y para eso está el PGOU, que Zoido quiere cambiar.


–Como Espadas, para Altadis, ¿no habría que hacer algo allí?
–A la especulación no se le puede facilitar el paso. La propuesta para Altadis es que como no se pueden hacer pisos, lo permutamos por otro suelo. El modelo Coca-Cola y Uralita, y mientras esté aqui, aunque me digan cafre o un antiguo, no se le dará respuesta a la especulación.


–¿Y no hay fórmula mixta?
–Hay una opción. Si una parte sustantiva de ese espacio preserva el carácter industrial con un parque de la economía social, estaríamos dispuestos a discutir. Queremos una alianza con la economía social que crea empleo. Hay un concepto representativo de las grandes patronales, pero son obsoletas, poco eficientes y tienen más que ver con lo institucional que con el emprendimiento. Queremos que la representatividad de la economía social pase de ser residual a hegemónica.


–Durante dos mandatos, ha compartido espacio con el alcalde más longevo, ¿cómo valora la figura de Sánchez Monteseirín?
–Ha sido la pieza entregada por los pusilánimes que han aceptado lo políticamente correcto. No me refiero a que se vaya. Se tenía que ir. Yo no pelearé más porque dos o tres mandatos están bien. Me refiero a entregar su trabajo, su dedicación. Han permitido que lo virtual se convierta en real, que con un hombre, con sus defectos, que ha comprendido una construcción de la unidad de la izquierda, que ha contribuido a cambiar la ciudad, acabemos pidiendo perdón por la mayor transformación urbana. Es un político comprometido, que trabaja mucho, que es rarito, en un sentido no peyorativo. Y sobre todo que ha sido leal, un valor en desuso en esta sociedad adocenada y regresiva.

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