Cultura

'Aquí no hubo tres culturas, sino una con tres religiones'

Toledo y Granada son las indiscutibles protagonistas de La escalera del agua (Roca Editorial), la nueva novela con la que José Manuel García Marín regresa una vez más a al-Andalus para rendir homenaje a los moriscos expulsados de su tierra.

el 15 sep 2009 / 01:32 h.

Toledo y Granada son las indiscutibles protagonistas de La escalera del agua (Roca Editorial), la nueva novela con la que José Manuel García Marín regresa una vez más a al-Andalus para rendir homenaje a los moriscos expulsados de su tierra.

Malagueño de 1954, García Marín se dio a conocer con al-Hamrá, un prolijo ensayo alrededor de la Alhambra. Más tarde, abordó el tema de los expulsados de al-Andalus con la novela Azafrán. Ahora regresa a esta fascinante época de la mano de un muchacho de extracción humilde de Las Hurdes que al descubrir su ascendencia morisca emprenderá una aventura incierta. Obligado a rehacer su vida en Toledo, al amparo de unos padres franciscanos, protagonizará un interesante viaje iniciático en busca de sus propias raíces.

El autor se considera a sí mismo "defensor de la Historia, sin manipulaciones", y trata de abordar su faena literaria con una premisa clara: "El novelista no tiene que usurpar la tarea del historiador, sino absorber datos y darles verosimilitud; la ficción te permite ser un divulgador, de modo que cuando el lector pase la última página haya aprendido algo", comenta José Manuel García Marín.

Para ello, el malagueño cree que puede ser un buen punto de partida empezar derribando falsos mitos: "En los libros se pasa de los Visigodos a los Reyes Católicos casi sin detenerse en esos 800 años que fueron nuestro período de mayor esplendor, y gracias a los cuales, por ejemplo, leemos a los griegos", explica.

Respecto a la controversia morisca, García Marín defiende la idea de que "de aquí no se expulsa a un pueblo extranjero. Se expulsa a andaluces, a gente nacida aquí o con sus antepasados procedentes de esta tierra", señala el escritor, que ha querido no sólo contar cómo ocurrieron ciertos sucesos históricos, sino también explicar qué consecuencias tuvieron éstos sobre los siglos posteriores, e incluso ensayar respuestas para preguntas de la actualidad. "Otro erróneo lugar común dice que aquí convivieron tres culturas. En realidad fue una sola, con tres religiones diferentes", asevera.

"Las guerras, no nos engañemos, siempre han sido un asunto de poder y riqueza, no de religión. Y si es verdad que a esta tierra llegaron fanáticos almorávides o almohades, aquí fueron civilizados. El fanático musulmán, judío o cristiano de hoy tiene mucho que aprender de aquella tolerancia que quizá no fuera maravillosa, pero construía monumentos en vez de derramar sangre", concluye.

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