Javier Arenas ha afianzado su posición y gana adeptos entre sus electores respecto a la última encuesta que elaboró el Centro Andaluz de Prospectiva (PULSO) para este periódico -junio de 2009-. En el sondeo anterior, el 55,2% de los votantes del PP querían sustituir al máximo dirigente.
El relevo de Arenas al frente de la Presidencia del PP-A sigue siendo una necesidad para la mitad de los andaluces y, lo que es más significativo, también para el 41,6% de los votantes populares, que consideran que el ex ministro de Aznar debe dar paso a una nueva cara en el partido. Los seguidores del PP están divididos sobre la continuidad de su líder: frente a ese 41,6% que considera que debería irse, un poco más, el 49,3% opina que tiene que seguir mandando.
El porcentaje de los que desean que Arenas deje la presidencia del partido se eleva si se toman las respuestas de los electores de todo color político. Los de PSOE e IU son los que más piden esa renovación (66,8% y 64,3%, respectivamente). En el PP aseguran que no existe un debate interno sobre la sucesión de Arenas, porque están convencidos de que no hay nadie que tenga más opciones que él de ganar. Sin embargo, en 2012, será su cuarto asalto a la Junta y el candidato más veterano entre sus adversarios.
El líder popular ya ha anunciado que si vuelve a perder se vería "con las manos libres" para abandonar Andalucía, de ahí que se especule con la posibilidad de que Mariano Rajoy lo reclame para un hipotético gobierno si derrota a Zapatero. Cuando en 2004 Arenas regresó a Andalucía, tras su etapa como ministro de Aznar, cerró la puerta a la política nacional, pero las cosas han cambiado mucho. Ahora compagina la dirección del PP-A con su cargo de vicesecretario Territorial del partido, al que accedió en un convulso congreso en junio de 2008 donde el liderazgo de Rajoy estaba muy debilitado por el pulso de los críticos. Arenas fue el principal valedor del líder popular.
Poco valorado. En la encuesta, vuelve a ser el dirigente andaluz más conocido (un 95% de los entrevistados saben quién es). Ese gran índice de conocimiento va aparejado de la peor nota de todos los líderes. El presidente popular saca un 4,58 en una escala del 0 al 10. Tanto los hombres como las mujeres lo suspenden (le dan un 4,76 y 4,4, respectivamente). Por edad, una vez más, Arenas logra mejor calificación entre los jóvenes (4,8), pero ni siquiera ellos lo aprueban. Entre los electores, sólo los de su partido le otorgan buena nota (6,35), mientras que los votantes más críticos con él son los de IU (le conceden un 3,28).
La baja valoración que los ciudadanos le dan a Arenas contrasta con la buena percepción que tienen del presidente de la Junta, José Antonio Griñán, al que, eso sí, sólo conoce un 64% de los entrevistados.
El estudio mide a los dos y el jefe del Ejecutivo gana ampliamente a su rival en las cuestiones planteadas en el sondeo que el Centro Andaluz de Prospectiva realizó para este periódico. En nueve de las diez preguntas que se hicieron a los ciudadanos, Griñán sale mejor parado.
Los encuestados opinan que él defiende mejor los intereses de los andaluces, tiene mejor equipo, las ideas más claras y sabe bien lo que hay que hacer, se preocupa más por los ciudadanos -ahí están las mayores diferencias-, es más sincero, simpático, preparado y transmite mayor credibilidad. Arenas sólo supera a Griñán al ser considerado más decidido.
