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Armas de guerra para asaltar bancos

El grupo de Atracos de la Policía recupera fusiles, un Cetme y una Luger de la II Guerra Mundial.

el 06 feb 2011 / 18:45 h.

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El cetme, un arma oficial del ejército español.

Entre las 50 armas de fuego recuperadas por el grupo de Atracos de la Policía Nacional el año pasado pueden encontrarse pistolas Glock y Beretta, las típicas armas cortas de las películas, pero también alguna sorpresa como un Cetme, el fusil de asalto oficial del Ejército de Tierra español; o una Luger, la pistola semiautomática que popularizó el Ejército alemán durante las guerras mundiales. Para cinéfilos, es la que utilizan los soldados nazis en La Lista de Schindler o en Indiana Jones y la última cruzada, y su aspecto, con un cañón finísimo, es tan singular que sirvió para que la Policía vinculara a la banda de Torreblanca a la que se le incautó con los atracos cometidos.

Fue una de las mejores intervenciones de 2010: sirvió para detener en diciembre a cinco miembros de una banda de Torreblanca por 11 atracos a bancos, salones de juegos, estancos y hasta una tienda de ropa en sólo dos meses. Llevaban la Luger, un revólver y una escopeta a la que le habían recortado el cañón y la culata para que fuera más fácil de esconder, una práctica habitual, porque las armas largas resultan más fáciles de conseguir en el mercado negro que las pistolas. A los policías les fastidiaron la Navidad, porque la operación se hizo ese día, pero los cogieron con las manos en la masa: eran tan conscientes de que ya estaban muy vistos que estaban pintando con espray negro el casco y la moto usados en sus golpes.

El Cetme se encontró en circunstancias también muy cinematográficas: dos bandas de delincuentes se atracaron en medio de la calle, y una llegó a denunciar, lo que llevó a la Policía hasta este fusil del Ejército, que según las investigaciones preliminares debía haber sido destruido meses antes, sin que se sepa cómo acabó en manos de delincuentes.

De las 50 armas incautadas el año pasado, 31 eran reales y estaban en condiciones de disparar, lo que por suerte los atracadores no suelen hacer. La mitad de las localizadas eran pistolas, 15 de ellas de fuego real; 14 revólveres, diez de ellos reales; a los que se sumaron seis escopetas, todas auténticas; un rifle, tres subsufiles -todos simulados- y el Cetme. La detención de sus propietarios permitió a la Policía resolver nueve de los 14 atracos denunciados -policialmente, sólo son atracos si se emplea un arma de fuego, tanto si es real como simulada-. El año anterior se decomisaron 66 armas, 44 reales, y se resolvieron ocho de los 10 atracos cometidos. Entre 2009 y 2010 se recuperaron 116 armas, el 65% de ellas reales, resolviendo el 71% de atracos.

Quien modificó su pistola de fogueo para que disparara de verdad fue el atracador que hirió en la pierna a un cliente de un supermercado de Amate en octubre. Se hizo con una pistola de fogueo Glock y la apañó para que disparara proyectiles de 9 milímetros, otro clásico entre atracadores. Lo que esta vez, de forma milagrosa, salvó la vida de su siguiente víctima. El delincuente asaltó días después una tienda de Luis Montoto y un vecino se le abalanzó para frenarlo. El atracador disparó al aire e impactó en el techo. Luego, en el forcejeo, apuntó en la cabeza al vecino y disparó otra vez. "El hombre llegó a escuchar el clic, y no hubo disparo porque se encasquilló: las armas manipuladas suelen fallar tras el primer tiro porque no están preparadas para aguantar fuego real", explican los policías de Atracos.

A quien no se le encontró la pistola, aunque por los vídeos de las cámaras de seguridad la Policía está segura de que era una Beretta -de las más habituales-, fue a un atracador arrestado en septiembre que era conocido por los agentes como El Solitario por actuar como el famoso atracador. Iba a los bancos disfrazado, con mucha ropa para disimular su fisonomía, espaciaba sus asaltos, los preparaba bien estudiando primero las sucursales, y no dejaba rastro. Se le atribuyen seis en dos años, aunque los investigadores sospechan que puede haber habido más con los que no se le ha podido relacionar. El hombre cometió un error el 23 de agosto en un Cajasol de Santa Clara, porque al verse perseguido por el personal del banco se montó en un coche ocupado por una mujer y sus dos hijos menores, amenazándolos para que lo llevaran, por lo que se le imputaron además tres delitos de detención ilegal. Además de meticuloso, se reveló como un atracador orgulloso que al ser detenido llegó a presumir: "A mí no me vais a coger un arma en casa -les dijo a los agentes que registraban su vivienda-, ya me lo habéis hecho y no me va a pasar más". Identificado como Fernando C.V., de 48 años, les recordó a los policías: "Yo no le he hecho daño a nadie en ningún atraco". El hombre ya había robado bancos en los 80, cumplió condena dos veces y al salir parecía haberse enderezado: llevaba una vida modélica y llegó a trabajar de albañil.

Es uno de los perfiles típicos: el atracador que parece haberse rehabilitado pero, acuciado quizá por la crisis, reincide. En el otro extremo están los chavales jóvenes que empiezan robando y acaban atracando con armas de fuego, como el famoso Alemán de Los Pajaritos, al que el rapero Haze dedicó una canción para que dejara de meterse en líos: el año pasado fue detenido con varias armas de fuego y 8 kilos de hachís que lo mantendrán preso varios años.

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