El actual campeón de Liga llega a Heliópolis. El Real Madrid, dos veces seguidas campeón de Liga, desembarca tras golear al Sporting, avalado por sus estrellas holandesas y sin seducir en su juego. Hoy tendrá la primera prueba de fuego ante el Betis.
La actualidad del verano madridista vino marcada por un nombre, el de Cristiano Ronaldo. Después de meses de debate mediático, el portugués acabó quedándose en el United y el Real Madrid inició una loca carrera de refuerzos, frustrados en el caso de Villa y Cazorla, que sólo tuvo como fruto la llegada de otro holandés de oro, Rafael Van der Vaart.
Campeón de la Supercopa de España ante el Valencia, el Madrid se metió de lleno en la Liga con una derrota en uno de sus campos gafes, Riazor, para luego encadenar con bastante facilidad tres triunfos seguidos contra Numancia, Racing y Sporting.
En medio del eterno debate sobre Raúl, en Heliópolis aparece el Madrid de siempre, esta vez asentado en una serie de jugadores holandeses que le proporcionan el glamour inherente al mejor equipo del siglo XX. Las gotas de calidad de Rafael Van der Vaart son una de las notas destacadas de la Liga, mientras que en la delantera no pasan los años para Van Nistelrooy, sin duda uno de los mejores delanteros de la historia del fútbol mundial. El nueve del Madrid no interviene mucho en el juego, pero cuando menos se espera aparece para definir partido tras partido.
El otro holandés que le confiere elegancia al equipo capitalino es Robben, todo un estilete por banda. Velocidad y desborde son las principales cualidades de este jugador, que ya maravilló en Heliópolis en el encuentro de la pasada temporada. El elenco de tulipanes lo cierran Sneijder y Drenthe. El primero es otro futbolista con calidad a raudales, aunque una lesión lo tiene en el dique seco, mientras que Drenthe es todavía un proyecto de jugador. Alguien debería explicar su fichaje en la casa blanca.
Otras de las características del Real Madrid proviene de su fortaleza defensiva. Sergio Ramos, Cannavaro, Pepe y Heinze forman un cuarteto difícil de superar, al que se unen los incombustibles Diarra o Gago. Con Metzelder, Míchel Salgado, Marcelo y Torres en la recámara (y el cerrojo Casillas), el conjunto blanco ha sabido ser más consistente después de un verano en el que vio cómo se marchaba una de sus estrellas, Robinho.
