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Asenjo pide "estima" para los sacerdotes y ruega por los asesinos

El prelado firma un decreto para apartar de su oficio al sacerdote que supuestamente abusó de un menor rumano, tras lo que éste le extorsionó con una grabación

el 17 oct 2010 / 11:27 h.

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El arzobispo de Sevilla, Juan José Asenjo, expresó ayer en un comunicado de prensa su “profundo dolor” por la muerte de un sacerdote a manos, presuntamente, de dos jóvenes dedicados a la prostitución homosexual, a los que también hizo alusión en su nota, asegurando que “reza por la conversión de quienes le quitaron la vida”.


Asenjo pidió a sus feligreses que sigan apoyando a sus sacerdotes “en estos momentos de confusión y dolor” pues a la muerte del religioso Ernesto Muñoz López, de 65 años, se ha producido justo cuando un juzgado sevillano acababa de abrir diligencias de investigación contra otro cura de la provincia por presuntos abusos sexuales a un joven rumano de 17 años.


Por este motivo, el arzobispo insistió en su misiva a los fieles que encomienden a sus sacerdotes al Señor “para que les sostenga y sigan viviendo con gozo su entrega a la hermosísima vocación que les ha regalado en su Iglesia”.


En cuanto al asesinato del sacerdote, cuyos dos presuntos autores ingresaron el sábado en prisión tras ser detenidos por la Policía Nacional, Asenjo deploró “el hecho y sus circunstancias, encomienda al difunto a la misericordia infinita de Dios y reza por la conversión de quienes le quitaron la vida”.


El arzobispo también dejó muy claro su propósito de colaborar con la Justicia e invitó de nuevo “a los cristianos de la Archidiócesis de Sevilla a seguir ayudando y estimando a sus sacerdotes, cuya inmensa mayoría son fieles a su ministerio y están dejando la vida al servicio de sus comunidades”.


Asimismo, Asenjo tampoco olvidó a los religiosos en estos duros momentos. Por ello, deseó “confortar también a sus sacerdotes, que deben ver en estas situaciones, objetivamente deplorables y negativas, un signo, una llamada del Señor a ejercer con autenticidad creciente cada día su ministerio y a vivir fiel y santamente su sacerdocio”. De esta forma, añadió, “se cumplirá también en nosotros aquello que dice San Pablo en la carta a los Romanos, que para los que aman a Dios, todo lo que sucede, sucede para bien”.


los hechos. El cuerpo del sacerdote fue hallado el pasado miércoles por la mañana por el sacristán de la hermandad del Silencio que, ante la ausencia del religioso a su servicio eucarístico diario de las 20.00 horas, acudió a su apartamento, situado en el número 26 de la calle Jesús del Gran Poder.


Según explicó a este periódico el propio sacristán, Sebastián Lorite, la puerta de la vivienda estaba abierta y al entrar vio el cadáver del sacerdote tumbado en la cama con el torso desnudo y cubierto con una sábana hasta la cintura. En un primer momento, se pensó que Ernesto había fallecido de muerte natural, como consecuencia de un infarto. Sin embargo, la autopsia desveló que había muerto de asfixia.


El jueves la Policía detenía a dos jóvenes de 19 años, y vinculados a una red de prostitución masculina, que el sábado ingresaron en prisión tras pasar a disposición del Juzgado de Guardia. C.M.D. y J.M.L.D. se negaron a declarar, pero el titular del Juzgado de Instrucción número 2 les envió a prisión imputados por un delito de homicidio y robo. El magistrado decretó el secreto de sumario, a la espera de nuevos datos en la investigación. Don Ernesto, como era conocido, ejercía de capellán sustituto en la capilla Real de San Antonio Abad. Se ordenó con 40 años y era funcionario.

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