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Asesinado junto al padre de la patria

Un homenaje reivindica a Manuel Barrios, diputado socialista sevillano fusilado en el mismo grupo que Blas Infante.

el 29 oct 2010 / 20:04 h.

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El alcalde depositó un ramo de rosas rojas en la glorieta que lleva su nombre.

El golpe de estado del 18 de julio del 36 sorprendió en Madrid al secretario general de los socialistas sevillanos. Manuel Barrios no dudó en coger un tren para volver a Sevilla y ocupar su sitio: junto a los republicanos y frente a los sublevados liderados por el general Sanjurjo. Lo fusilaron tres semanas después, la madrugada del 10 al 11 de agosto, junto a Blas Infante. "No en la Carretera de Carmona como se dice, sino en el cortijo de Hernán Cebolla, como a cientos de sevillanos", explica el historiador Juan Ortiz Villalba, que ha profundizado en la biografía de este político "inteligente y autodidacta", que se pagó trabajando los estudios para ser maestro y que cometió uno de los más graves pecados de la época, o más bien dos: fue socialista y masón.

Manuel Barrios fue homenajeado ayer por la asociación para la recuperación de la memoria histórica que lleva su nombre, con la colocación de un ramo de rosas rojas en la glorieta de Kansas City recién rotulada "Diputado Manuel Barrios". El presidente de la asociación, Juan Ramón Martínez Troncoso, tuvo un recuerdo para "otro luchador por las libertades, Marcelino Camacho", fallecido ayer.

Entre el público, apenas tres docenas de personas, estaba un sobrino nieto del político, Juan Manuel Barrios, que apenas sabe de su tío abuelo que fue "un hombre hecho a sí mismo y un luchador", porque las represalias que sufrieron sus parientes quebraron la familia. "Mi abuelo murió tuberculoso tras ser encarcelado sólo por ser su hermano, y eso distanció a las dos ramas de la familia. Luego sus hijos se fueron a México y perdimos el contacto", explicaba. A pesar de todo, recordó que su pariente fue "un luchador por la democracia, las libertades y los derechos de los más débiles" y aseguró que los familiares se sienten "agradecidos con este tipo de actos, porque creemos que así deben ser, sin revanchismo ni rencor. En la guerra todos perdieron".

"Manuel Barrios es un gran desconocido", subrayó ayer Ortiz Villalba. Nacido en Écija, hijo y nieto de jornaleros, trabajó en la pequeña tienda de ultramarinos que logró abrir su padre mientras estudiaba Magisterio por libre en Sevilla. Allí conoció al futuro presidente de la República Diego Martínez Barrios y se hizo masón. Fundó la Casa del Pueblo en Écija y se convirtió en líder del movimiento obrero. "En 1919 ganó las elecciones a las Cortes por goleada, pero en los pueblos volcaron el censo para dar la victoria al Conde del Águila", explica el historiador. Al año siguiente, las municipales lo elevaron a teniente de alcalde. "Pronto chocó con los medios católicos ultrarreaccionarios porque se negó a financiar la procesión de la Virgen del Valle. Aunque fue respetuoso e incluso salió a verla, lo tacharon de demonio con rabo y cuernos", relata Ortiz Villalba.

El golpe de Primo de Rivera lo deportó a Sevilla, donde fue elegido líder del PSOE provincial en 1931. La República lo nombró delegado de Trabajo en Andalucía y Badajoz, y los conflictos sociales del campo "lo hicieron polvo". En el 36 lo eligen diputado y se va a Madrid, donde lo sorprende el golpe de Estado y decide regresar, con otros tres dirigentes socialistas. "Se escondió en casa de un amigo republicano hasta el 10 de agosto, cuando decide ir al apartamento que tenía junto a la estación de Cádiz. Nada más entrar lo detiene una patrulla falangista que estaba vigilando, entre la que había algunos de su pueblo", recuerda el historiador. Esa noche lo fusilarían con Blas Infante, el ex alcalde José González y Fernández de Labandera; el teniente de alcalde Emilio Barbero y el responsable de la Masonería en Sevilla, Fermín de Zayas. Tenía 54 años y seis hijos. "Los cinco fusilados esa noche eran masones", destaca el historiador, convencido de que el destino del grupo lo marcó Labandera, porque fueron asesinados el mismo día en el que, cuatro años antes, el entonces alcalde se había opuesto al golpe del general Sanjurjo.

El alcalde, Alfredo Sánchez Monteseirín, depositó rosas rojas en su memoria en presencia de dirigentes socialistas como la diputada Carmen Hermosín, el eurodiputado Luis Yáñez o Antonio Rodríguez Galindo. Y también ante particulares como Valentina García, profesora jubilada nacida en Zamora y vecina de Sevilla, que quiso acercarse a recordar a Barrios. "Uno de los fusilados, como mi padre", explicó. Su yerno, Juan Villar, remachó: "Hay que movilizarse para la recuperación de la memoria histórica, para hacer Justicia a toda la gente represaliada durante la guerra y en la dictadura".

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