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Así empezó aquel gran Sevilla FC

Esta vez no fue el Sevilla ese equipo con una velocidad extra. La exhibición fue obra del Almería de Emery, y un poco de Monchi, porque en esos meses en los que coqueteó seriamente con el conjunto almeriense, dejó su sello.

el 15 sep 2009 / 03:28 h.

Un ciclón pasó por el Sánchez Pizjuán. Esta vez no fue el Sevilla ese equipo con una velocidad extra. La exhibición fue obra del Almería de Emery, y un poco de Monchi, porque en esos meses en los que coqueteó seriamente con el conjunto almeriense, dejó su sello, recomendando a un entrenador capacitado y a jugadores de un perfil mediático bajo pero con un nivel de juego muy elevado. Poco dinero, menos ruido, pero mucho rendimiento. Ayer todo eso se volvió en contra. Fue como un traspaso de virtudes.

Pero los mejores consejos de Monchi fueron y son para el Sevilla, al que hizo, junto a Del Nido y Juande, multicampeón de casi todo, no lo olvidemos. Aunque en esta ocasión no ha dado con la tecla desde que Juande se fue en vuelo privado a Londres para no volver más. Jiménez le ha salido rana y tampoco ha colaborado con su apuesta, con su entrenador, porque en invierno, cuando se podía, debió mejorar la plantilla que tenía y tiene.

Muy pesado ya el tal Jaume Roures con su batalla por el control del fútbol televisado. Paradójico que uno de los hombres clave de la cruenta guerra de los operadores sea el marido de la ministra de Defensa. Pero dejemos el color (rosa) porque entre tanto herido de muerte hay un clarísimo dañado colateralmente que es el socio del Sevilla FC, que creía que su equipo jugaba los domingos a las cinco o la siete de la tarde. Bien está que se defienda a quien te da el dinero, porque por lo visto lo suelta aunque avale menos que una constructora en apuros, pero otra bien distinta es que el contrato no tenga límites y que sea el Sánchez Pizjuán el único campo que le abra las puertas de par de par al de la pajarita. Es un sábado sí y otro también los que el sevillista tiene que estar a la intemperie hasta las tantonas porque sí, por un conflicto en el que al final siempre ganan los mismos: los grandes y los que tienen detrás una televisión autonómica que por narices ponen el dinero que falte para completar el atraco.

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