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Assassin’s Creed II: el renacimiento del 'asesino'.

Conspiraciones, traiciones y venganzas en pleno esplendor de la Florencia de los Medici y la Italia renacentista. Amargo deleite para la vista y el alma

el 18 nov 2009 / 21:11 h.

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Una era de iluminación tras el oscurantismo de tres siglos. El hombre sustituye a Dios como centro del mundo y el conocimiento rige su destino. Pero no todo es luz. La corrupción y rivalidades entre las ciudades-estado amenazan la armonía y el conocimiento.

La historia del juego continúa justo al final de la entrega anterior con Desmond, que gana protagonismo, intentando saber más de sus ancestros. Si entonces su antecesor fue el gran Altaïr, ahora será Ezio, un joven florentino cuya vida se ve sacudida por el asesinato de su padre a manos de los que se suponía eran fieles aliados y amigos.
En Ubi se han propuesto, y parecen haberlo conseguido, superar la decepción que, en cierto modo, supuso la primera parte: misiones repetitivas, poca libertad del jugador, armas limitadas, estructura demasiado lineal...

 

Los trabajos, más variados, irán desde labores de escolta y vigilancia hasta acabar con la vida de algún que otro traidor. La interacción con otros personajes es mayor e incluso podrás captarlos para tu causa además de poder usar las armas que cojas de los enemigos a los que derrotes. En el entorno dispondremos de una realidad aumentada a través del renovado Animus, la base de datos de las experiencias de Desmond que nos informará de lo que tenemos ante nuestros ojos.

Visualmente es esplendoroso, con recreaciones fieles de las ciudades y la época en que transcurre la acción. Florencia y Venecia son tan reales que casi puedes sentir cómo te invade el síndrome de Stendhal. Para ello usa Anvil, el mismo motor gráfico, remozado para la ocasión y con mejoras en iluminación y realismo de los ropajes y algunos añadidos provenientes del software de FarCry 2.

Pero no te dejes absorber por tanta belleza. Eres Ezio y, no lo olvides, eres un asesino.

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