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Atropello en Hytasa. El paisanaje humano tiene nombre, apellidos y corazón

El alcalde de Sevilla, Alfredo Sánchez Monteseirín no podía ocultar su emoción al contemplar el magnifico lienzo Una vista de Sevilla del siglo XVII adquirido por la Fundación Focus-Abengoa. Satisfecho por considerar que de esta forma se enriquece, aún más, el abundante patrimonio histórico artístico de la ciudad.

el 15 sep 2009 / 07:28 h.

El alcalde de Sevilla, Alfredo Sánchez Monteseirín no podía ocultar su emoción al contemplar el magnifico lienzo Una vista de Sevilla del siglo XVII adquirido por la Fundación Focus-Abengoa. Satisfecho por considerar que de esta forma se enriquece, aún más, el abundante patrimonio histórico artístico de la ciudad, el edil ponía especial énfasis en recalcar cómo en el cuadro no sólo se recogía la fiel imagen de la capital andaluza en aquella época sino, también, las personas que la habitaban entonces, esto es, el paisaje y el paisanaje, decía. Mostraba así, en definitiva, su sensibilidad con respecto a una obra que retrata tanto la ciudad como la vida cotidiana que transcurría por sus calles. Todo un gesto, en fin, del alcalde, quien no podía reprimir los sentimientos que le genera la contemplación de tan extraordinaria pieza. Pero mientras admiraba extasiado tan artística imagen, la realidad era otra bien diferente. Su paisanaje más cercano, precisamente, se estaba tirando los trastos a la cabeza ante la jueza que lleva el caso del atropello mortal en Hytasa, sin olvidar de que por medio se dilucida si hay responsabilidad penal o no en la muerte de una persona.

Incapaz de imponer la cordura, vuela libre a su libre albedrío. Si ya aquí se puso de manifiesto en su día la incapacidad de Monteseirín para imponer el sentido común y la cordura, el agravamiento del conflicto, con el cruce de informes comprometedores entre las delegaciones de Tráfico y Urbanismo, evidencia, una vez más, no sólo la fractura interna existente en el seno del equipo de gobierno, sino también la carencia del liderazgo necesario para imponer un criterio común, por no decir la falta de autoridad inherente a su propia condición de alcalde. Da la impresión de que la realidad se ha empeñado en llevarle la contraria a nuestro hombre, quien atesora una valía política muy por encima de los demás hasta el punto de que el mismísimo Zapatero lo tiene en su mente para un futuro más prometedor aún y para afrontar misiones de un mayor calado dada su clarividencia y su particular visión del futuro que tenemos por delante. No quiere decirse que se encuentre en una situación de permanente levitación. No. Es que, simplemente, no está hecho para perder el tiempo con disquisiciones menores entre concejales ambiciosos, o en el peor de los casos, torpes y traidores.

Ruptura total sólo atribuible a razones internas. Así las cosas, no es de extrañar que todo acabe mal. Puesto que no hay capacidad de convencimiento, mediación o simple coordinación, el enfrentamiento ha llegado a un punto de no retorno que puede desembocar en la ruptura total. Una crisis de tomo y lomo que, de ningún modo, puede atribuirse al proceso congresual que se vive en el PSOE sevillano. La inestabilidad institucional, su bloqueo, es responsabilidad directa, en primer lugar, de aquel que asume ante los ciudadanos el mayor protagonismo posible, como es el caso del propio alcalde y sólo en segundo lugar de aquel o aquellos que adoptan posiciones míseras tratando de eludir posibles consecuencias de su actuación con mal estilo y, sobre todo, con una absoluta falta de compañerismo. Quien absorto admira el paisanaje humano en un cuadro parece no ver el de carne hueso que le rodea y que sufre y tiene sentimientos.

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