Es complicadísimo reunir en una misma noticia a nuestros siguientes protagonistas si no es por un único nexo de unión: nos dejaron en 2009.
Nada tienen que ver el genio callado, el exilio obligado, el estudio sistematizado y la pluma brillante de Francisco Ayala (Granada, 1906-Madrid, 2009) con la estrella fronteriza y autodestructiva, el liderazgo de masas y el carisma quebradizo del niño que siempre fue Michael Jackson (1958-2009).Estos dos personajes -sobre todo el segundo- han copado desde la cultura, las páginas de necrológicas de los periódicos este año.
El primero, como ejemplo de supervivencia, de lucidez centenaria, de resistencia política y compromiso cívico. El segundo, con el morbo adherido a sus canciones y a un recuerdo turbio. En medio se queda también José Luis López Vázquez, el rostro del cine en España, que también se fue en silencio, con el eco lejano de alguna carcajada.