El Real Betis Balompié tiene una vocación universal de clara inspiración humanista y con un mensaje de solidaridad entre los pueblos que bien podría ser el decálogo del flamante presidente de los Estados Unidos. A Barack Obama, tan popular, tan cercano, le sientan muy bien el verde y blanco de la esperanza y la paz, y como el Betis sueña con un futuro mejor en el que la raza, la condición social o la religión no deben suponer obstáculo ninguno para la consecución de la felicidad personal y colectiva.
En la pasada campaña electoral norteamericana, el partido republicano, concretamente el gobernador Terminator de California -el que quiere suprimir los matrimonios gays-, se mofó del candidato demócrata diciendo que no tiene músculo, que parece débil y con poca determinación. Pues vaya lección que les ha dado Obama con ese espectacular triunfo.
El Betis, históricamente, ha tenido que sobreponerse al dominio de los grandes, no utilizando el poderío económico, como las derechas, sino empleando la pasión, la inteligencia y hasta la astucia, algo así como Obama, el negro con el alma blanca... y verde.
