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Economía

Benditas pulseras

Encomendándose a las principales vírgenes y santos, 'Alma me gusta y me gusta' comenzó a diseñar hace tres años medallitas que destacan por su trazo simple y 'naif'.

el 12 feb 2014 / 23:15 h.

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Alma1SoniabajaLa Virgen de Valme para Dos Hermanas, la Macarena para Sevilla, la Virgen de los Desamparados para Valencia... pero con trazos simples, dibujos algo naif y «un poquito irreverentes». Sonia Gómez comenzó hace tres años a diseñar peculiares medallitas de vírgenes y santos, «para aquellos a los que la tradicional iconografía religiosa no les va», bajo la marca Alma me gusta y me gusta. Sus charms, fabricados en zamak con un baño de plata y coquetamente presentados junto con dos pulseras de algodón de colores en botecitos de cristal que prepara uno por uno, se distribuyen hoy a través de 200 puntos de venta en España, Portugal e Italia. Esta emprendedora sevillana de 40 años calcula que el año pasado vendió 80.000 unidades, «de un único artículo», remarca, e hizo 120.000 nudos para elaborar sus pulseras: «Me estoy quedando sin huellas dactilares», bromea. Licenciada en Geografía e Historia, especializada en Historia Antigua y Medieval, Gómez comenzó a trabajar en una platería en el centro comercial Los Arcos que a los cinco años dejó para montar su propia tienda de complementos. Ahí le picó el gusanillo de diseñar, aunque su aprendizaje fue «autodidacta: cogí el ordenador y empecé a probar». Desde el principio tuvo claros los dibujos, «figuras simples y básicas, un poquito irreverentes, porque mis vírgenes son minifalderas», admite, matizando que toda la iconografía se hace desde el máximo respeto. La logística fue más complicada. Tardó en definir el packaging –«porque tan importante es lo que vendes como la forma en la que lo presentas»–, hasta que resolvió introducir las medallas en botecitos de cristal con pegatinas de la advocación. Buscar fabricante también fue «una odisea»: tras intentarlo en distintos sitios sin lograr que cumplieran con los plazos de entrega o sin alcanzar la calidad que quería, ahora fabrica en un taller de Madrid con el que está «contentísima, porque nos hemos puesto en la calidad de las primeras marcas de bisutería del país». Alma-MacarenabajaLos primeros en incorporarse al catálogo fueron la Virgen del Rocío, la del Carmen, una Macarena –con sus mariquitas y todo– y San Judas –patrón de lo imposible–, pero con el tiempo las tiendas empezaron a pedirle modelos personalizados: un comercio de Ceuta que le había encargado ya la Virgen de África y el Cristo de Medinaceli acaba de solicitar una medalla de un legionario; desde la localidad gaditana de Zahara de los Atunes le pidieron un atún, y en la Comunidad Valenciana, donde sus imágenes tienen mucho tirón, «no hay tienda que no tenga un modelo exclusivo». En Valencia, precisamente, ha hecho las dos únicas excepciones de medallas doradas, la Virgen de la Salud de Algemesí y la de los Desamparados, y una fallera que le acaban de solicitar. «En Valencia el dorado gusta mucho», explica. Atender estos «caprichos», que hace por encargo a partir de 200 unidades, se está convirtiendo en una necesidad, porque hay tiendas que llevan tres años comprándole y necesitan variar. «Por suerte es muy alto el número de clientes que tras el primer pedido sigue con nosotros». A la colección de vírgenes y santos le han seguido otras como la de actrices y cantantes, en la que arrasan Marilyn Monroe y Audrey Hepburn; o personajes regionales en la que a la fallera valenciana la acompañan un costalero, una flamenca o la huertanica. «Estamos a punto de sacar a John Lennon y a Liza Minelli... se puede hacer de todo», explica esta empresaria, ubicada en el municipio sevillano de Dos Hermanas. Gómez trabaja en su casa, pero tiene una red de comerciales para que las medallas lleguen hasta las tiendas. «Nos va muy bien en Andalucía y en Madrid, pero el norte se nos resiste, será porque no tenemos quien nos las mueva», explica. Para suplirlo asiste a ferias de bisutería como Bisutex, que se celebró en Madrid la semana pasada y donde captan nuevos clientes de las comunidades que no tienen cubiertas. Le ha valido para crear un contacto en Zaragoza, para el que irá que ni pintada su Virgen del Pilar. Con pedidos desde Portugal e Italia, donde aceptan que la frase que acompaña el reverso de la medalla esté en español, ya tiene puesta la vista en Francia, aunque le exigirá un catálogo especial en francés. El negocio ha ido creciendo exponencialmente, con un punto de inflexión en la primera Bisutex a la que acudieron en septiembre –la feria se celebra dos veces al año–. «El primer año tuvimos unas 50 tiendas y ya vamos por 200, la progresión está siendo muy buena y desde septiembre hemos duplicado clientes». También atienden por internet pedidos más pequeños, siempre que sean de catálogo. De hecho, recibe muchas preguntas por correo electrónico y a través de Facebook, preguntando qué medallas tiene previsto sacar, «algo que me hace muchísima ilusión». Al ser una empresa pequeña, Gómez destaca el trato cercano que tiene con sus clientes –«les pongo cara a todos y sé cómo se llaman sus niños», asegura–, y su atención posventa, que le permite solucionar sin tardanza incidencias como la rotura de una medalla o una pieza mal acabada. Cierto es que últimamente no da abasto, porque todos los pedidos los termina a mano, de forma completamente artesanal, pero todavía no ha llegado al punto de poder crear un puesto de trabajo. La naturaleza, sin embargo, la pondrá pronto en esa tesitura: embarazada de siete meses, en abril tendrá una niña y necesitará ayuda para mantener en marcha su bendito negocio.

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