Con la disputa de la octava jornada se supera ya el primer quinto de Campeonato liguero, en el que tanto Betis como Sevilla han mostrado un nivel superior al que muchos preveían en verano, donde las agrias críticas a las planificaciones realizadas por Stosic y Monchi fueron en muchos casos desmesuradas, como se está pudiendo comprobar.
La situación económica es la que es, así que ni Sevilla ni Betis, en especial éste por su situación concursal, podían realizar dispendio alguno y han tenido que mirar hasta el último céntimo para conformar unas plantillas capaces de competir con garantías por sus respectivos objetivos, la permanencia en el caso del Real Betis y la clasificación europea –aunque sea Europa League– en el del Sevilla FC.
El Betis ha completado un arranque liguero notable y en ocho jornadas ya suma tantos puntos (13) –casi un tercio de los necesarios para la permanencia–, como los que había sumado la pasada campaña en catorce, así que va con seis partidos de adelanto sobre lo conseguido el año anterior. La pasada temporada, tras ocho partidos, los béticos tenían el descenso a cinco puntos –y nunca cayeron en las tres últimas plazas pese al increíble 1 de 30– y hoy lo tienen a siete, pues suman uno más y el 18o clasificado tiene uno menos.
Mel está ensamblando un nuevo armazón de equipo, con mayor solvencia defensiva y mucha versalitidad táctica para desplegar el juego ofensivo, ya sea con extremos, por dentro, peligroso en la estrategia y rápido a la contra. Los agoreros que una vez más anunciaban el apocalipsis por la –decían– nefasta política de fichajes, me temo que deberán esperar a otra oportunidad.
Míchel en el Sevilla también está construyendo un sólido edificio. La llegada de Maduro fue recibida con escepticismo, pero el holandés se está mostrando como pieza clave para el equilibrio del bloque que, eso sí, está dependiendo en exceso de Negredo para resolver sus partidos. Atrás ha ganado un quintal en seguridad defensiva con Botía y Cicinho y da la sensación de que va a ser difícil bajarlo de ahí arriba, aunque escalar más se antoja complicado.
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