Economía

Bien Común: De la teoría a la práctica

Se ha celebrado un encuentro de empresas que aplican el sistema económico de Christian Felber.

el 01 feb 2015 / 12:00 h.

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Madrid se ha convertido, durante este fin de semana, en la capital mundial de la Economía del Bien Común –el modelo alternativo auspiciado por el economista austriaco Christian Felber–. Durante unos días, la ciudad ha sido altavoz de algunas de las más notables prácticas que desde las empresas adscritas a este movimiento se ponen en marcha. Se trata de ejemplos empresariales que tienen un objetivo primordial: la búsqueda del bien común. La empresa Supernaranjas es uno de los mayores exponentes españoles en la ECB. / EL CORREO La empresa Supernaranjas es uno de los mayores exponentes españoles en la ECB. / EL CORREO Una de estas entidades es Supernaranjas, una firma castellonense dedicada a la venta de naranjas y mandarinas por Internet. Sin embargo, la novedad del proyecto no reside en la idea empresarial en sí, sino en su gestión, que persigue «la cooperación frente a la competitividad, y el raciocinio frente al crecimiento», dijo –para El Correo de Andalucía– su socio fundador, Francisco Usós. «Nacimos con la esperanza de devolver el desarrollo económico a las propiedades minifundistas de nuestra comarca». Así, el funcionamiento de esta entidad supone la colaboración con los agricultores castellonenses, «a los que se les paga lo suficiente como para que puedan seguir cultivando sus cítricos». Hosteleros, fabricantes de cervezas de mandarina o productores de mermeladas artesanales son otros de los sectores con los que esta empresa colabora asiduamente. La cooperación es también uno de los fines que hace más de doce años inspiró el nacimiento de Oceanográfica, una entidad dedicada al desarrollo de proyectos para la protección y la preservación del patrimonio natural de Canarias –lugar en el que se inscribe– y en la que cada uno de sus trabajadores cobra un mínimo de 1.400 euros, con un gerente que no puede percibir más de 2.000. Nexe Tecnològic, la residencia geriátrica andaluza El Roble o Art Marketing son otras de las entidades que se han convertido en ejemplo en la implantación de un movimiento económico que cuenta en España con más de 1.600 empresas simpatizantes, cifra que hace que el país sea uno de los que gozan de una mayor implantación. Con una colección de casos reales impulsados por algunas de estas entidades, «hemos querido demostrar que otra forma de hacer economía sí es posible», afirmaron desde el Campo de Energía federal de la Asociación para el fomento de la Economía del Bien Común para justificar las jornadas madrileñas. Expansión. Pero este modelo alternativo no solo se circunscribe al ámbito empresarial. De hecho, partido políticos como el PSOE o Podemos ya han solicitado a la organización federal cursos de formación para que algunos de sus principios se vean reflejados en sus programas electorales. Un paso más se ha dado desde EQUO, «que ha incorporado a nivel nacional todos los fundamentos de la Economía del Bien Común en su política económica», declaró a El Correo de Andalucía Fernando Dugo, vocal de la organización federal. Y es que, junto a Austria, Alemania o Suiza, España es uno de los países del mundo en los que más se ha desarrollado el sistema, de solo tres años de vida. En la actualidad, cuenta con una veintena de campos de energía repartidos por toda la geografía nacional y solo en Andalucía funcionan tres, aunque se prevé que durante este año aumenten a cinco. «Estamos consiguiendo que personas e instituciones vayan adoptando los principios y fundamentos del movimiento», dice Dugo. ¿El siguiente paso? Crear un marco vinculante que logre recompensar a las entidades éticas y responsables con el bienestar social.

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