El régimen birmano prohibió el acceso de cualquier extranjero a las zonas afectadas por el ciclón Nargis en el delta del río Irrawaddy, en el sur, donde las trabas gubernamentales ralentizaban la entrega de ayuda a casi dos millones de damnificados.
"Extranjeros, no; cámaras, no", son las órdenes del primer ministro del Consejo de Estado para la Paz y el Desarrollo de Birmania (Myanmar), el teniente general Thein Sein. Los controles militares y policiales instalados por el régimen en las regiones de Irrawaddy y Rangún, las zonas afectadas, se encargan de cumplir la directriz del Gobierno.
Las autoridades elevaron a 34.273 las víctimas mortales y reducido los desaparecidos a 27.836, aunque la ONU calcula los muertos entre 60.000 y 100.000 y los desaparecidos en unos 200.000. Naciones Unidas también estima que hay entre 1,6 y 2,5 millones de personas "afectadas severamente" por el ciclón, cuando las cifras previas contabilizan en torno a 1,5 millones de víctimas.
Ante esta situación, el responsable de asistencia humanitaria de la ONU, John Holmes, instó ayer a las autoridades birmanas a un "cambio radical" de actitud y dejar a los especialistas en ayuda internacional hacer su trabajo, para evitar una segunda ola de muertos "a causa de los riesgos de que se declaren epidemias entre la gente, de por sí debilitada por las actuales condiciones de vida". Los brotes pueden declararse "en cualquier momento", señaló.
Se acerca otro ciclón.La situación en el sur de país, donde los organismos humanitarios sólo han conseguido acceder a 300.000 damnificados, se puede ver agravada en las próximas horas con la aparición de otro ciclón en la región, aunque en este caso sería de baja intensidad.
