Brasil no duda ya de que los restos de un avión hallados en el Atlántico brasileño pertenezcan al Airbus de Air France desaparecido el lunes con 228 pasajeros, tres de ellos españoles. Y así lo confirmó anoche el ministro de Defensa carioca, Nelson Jobim.
El ministro hizo las declaraciones en una rueda de prensa en Río de Janeiro, tras visitar en un hotel a los familiares de los 58 brasileños que viajaban en la aeronave, un Airbus A330-200, que hacía el vuelo AF447 y que había despegado de Río de Janeiro el domingo por la noche con destino a París. Jobim señaló que el avión de rastreo R-99 identificó materiales metálicos y no metálicos en el Océano Atlántico, en un vuelo efectuado la pasada madrugada.
Posteriormente, un avión Hércules KC-130 avistó en el mar partes del avión, incluyendo un asiento, y después, en torno a las 18.00 hora española, registró "un conjunto de restos" que pertenecerían al avión esparcidos en "una franja" de cinco kilómetros o tres millas náuticas de longitud, según el ministro. "Sumando los materiales divisados por el R-99, el asiento y los cinco kilómetros de restos, se confirma que esto es del Airbus", aseguró Jobim.
No obstante, el ministro dijo que "no se puede saber" si el avión explotó o no en vuelo, teniendo en cuenta los pedazos que fueron avistados y que se espera que puedan recoger los barcos de la Marina que deben empezar a llegar mañana a la zona. Los restos fueron encontrados cerca del archipiélago brasileño de San Pedro y San Pablo, unas rocas deshabitadas a unas 380 millas náuticas de Fernando de Noronha y a 700 millas de la ciudad de Recife (nordeste).
Francia envió tres barcos a la zona donde la fuerza aérea brasileña halló los restos del avión, que París creyó plausible, de que se tratasen del Airbus de Air France, dijo a Efe un portavoz del Estado Mayor galo. Además de los dos barcos de la Armada francesa, que partieron de Portugal y de las Antillas francesas, ayer zarpó el buque Pourquoi pas dotado de robots especializados en la búsqueda submarina en alta mar. España envió ayer un Focker del Ejército del Aire de la base de Gando (Gran Canaria) para sumarse al dispositivo internacional, con lo que ya son tres los aviones enviados por España a la zona del siniestro.
A pesar del despliegue en la zona donde se vieron los posibles restos, el primer ministro francés, François Fillon, se mostró muy prudente y aclaró que se está pendiente de confirmación que los restos avistados correspondan al A330 que volaba ayer entre Río de Janeiro y París. Fillon, quien compareció en la sesión de control al Gobierno de la Asamblea Nacional francesa, no dio ninguna versión de qué es lo que pudo producir el accidente. "Por ahora, no se privilegia ninguna hipótesis. Nuestra única certidumbre es que no hubo mensaje de alerta", sino alertas automáticas durante tres minutos de que los sistemas de la aeronave habían quedado inutilizados, comentó. "Se ha lanzado una lucha contrarreloj en condiciones meteorológicas extremadamente difíciles y en una zona en la que los fondos marinos pueden alcanzar los 7.000 metros" de profundidad, advirtió Fillon.
Sobre las causas de la desaparición, aunque el Ejecutivo francés no ha querido excluir en principio ninguna hipótesis y se reiteró que no hay "ningún elemento que permita corroborar" que se trató de un acto terrorista. Desde el Gobierno se apunta más hacia la hipótesis de una pérdida de control del aparato y se tachó de incompleta la tesis avanzada por Air France, en alusión al posible impacto de un rayo sobre la aeronave.
En el aeropuerto Charles de Gaulle de París, en el que tendría que haber aterrizado el lunes el vuelo de Air France desaparecido, decenas de familiares de 40 de los ocupantes del avión han sido agrupados por personal de la compañía, que les ofrece asistencia e información.
