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Cae una organización criminal que introducía hachís desde Marruecos

el 03 feb 2011 / 14:00 h.

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Un operativo conjunto de la Policía Nacional de Sevilla y la Guardia Civil de Huelva ha permitido la desarticulación de una organización criminal que se dedicaba a introducir hachís en España procedente de Marruecos, saldándose las actuaciones con un total de nueve personas detenidas y la incautación de 3.400 kilogramos de sustancias estupefacientes, que en el mercado podrían alcanzar un valor de unos cinco millones de euros.

Así lo han indicado en rueda de prensa el comisario jefe de la Brigada Provincial de la Policía Judicial de Sevilla, Manuel Piedrabuena, y el comandante de la Guardia Civil jefe de la Policía Judicial y de Información de la Comandancia de Huelva, Javier Moscoso, que han informado de los principales aspectos de la llamada operación 'Picador'.

Todo comenzó en la localidad onubense de Punta Umbría, cuando la Benemérita tuvo información confidencial a principios del pasado mes de enero sobre la llegada de una embarcación pesquera con bandera portuguesa y cargada de droga a este municipio costero, razón por la cual se estableció un dispositivo de vigilancia que dio sus frutos el pasado 14 de enero, cuando se detectó la entrada del barco en unos astilleros y el abandono de éste por parte de su tripulación.

Moscoso ha explicado que al no regresar los ocupantes del buque se optó por llevar a cabo un registro superficial de éste, donde se encontró la bodega "llena" de droga, con 112 fardos de hachís. La teoría de la Guardia Civil es que los tripulantes, ninguno de los cuales contaba con antecedentes delictivos por tráfico de drogas, se fueron del barco dejando allí la carga al suponer que la operación de narcotráfico no tendría éxito.

El Instituto Armado, posteriormente, logró llevar a cabo la detención de tres personas vinculadas con el barco --J.J.N.L., de 36 años y propietario de la embarcación; A.R.A., de 49 años y patrón de barco; y F.A.G., de 49 años y marinero-- en la provincia de Huelva, tras lo cual tuvieron información por parte de la Policía Nacional de que estos hechos estaban relacionados con la investigación que la Unidad de Drogas y Crimen Organizado (Udyco) había montado desde hacía ocho meses en torno a una organización criminal liderada por J.M.L.P., de 34 años de edad y numerosos antecedentes policiales.

A lo largo de este periodo, según Piedrabuena, la Policía había conseguido identificar y localizar a todos los integrantes del grupo, que ya anteriormente habían intentado, sin éxito, introducir droga en dos ocasiones valiéndose de una avioneta y una embarcación. Cuando se produjeron las primeras detenciones, se solicitaron mandatos judiciales para llevar a cabo registros en inmuebles de Mairena del Alcor y Fuentes de Andalucía.

De esta forma, el Grupo de Operaciones Especiales llevó a cabo el asalto de un chalet de Mairena donde pernoctaba el 'cabecilla', que fue detenido junto a tres acompañantes --J.M.O., de 45 años; N.C.M., de 35 años; y M.M.Z., de 36 años--, mientras que posteriormente se registró otro domicilio en Fuentes y se detuvo a otras dos personas --F.J.Q.C., de 46 años, que proveía a la organización de embarcaciones y la reparación de las mismas, y S.M.L., de 44 años, encargado de la logística--.

INTERVENCIÓN DE ARMAS "DE GUERRA"

Los registros posteriores se saldaron con la intervención de armas de fuego calificadas "de guerra", entre las que se encontraban un subfusil ametrallador UZI con silenciador, un rifle con mira telescópica y silenciador y un revólver cargado y preparado para disparar. En el momento de la detención, cada individuo dormía junto a un arma de fuego cargada, llegando uno de los arrestados a ofrecer una feroz resistencia a los agentes en el momento de la detención, lo que obligó a su reducción a la fuerza.

Por otra parte, también se intervinieron bridas, capuchas y documentación falsa, ya que los detenidos se dedicaban a asaltar y secuestrar traficantes con la finalidad de robarles la mercancía.

Como curiosidad, también se ha intervenido una botella de plástico con 305 bolas de papel de plata y cables en su interior, lo que, según ha expuesto la Policía Nacional, se puede usar como explosivo casero mediante su combinación con productos químicos de limpieza o, como es más probable en este caso, como antena de recepción de ondas electromagnéticas, ya que el líder de la banda llevaba este artilugio en su vehículo con el previsible objetivo de ampliar las ondas, pues era "un obseso de la seguridad".

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