Interior de la iglesia de San Andrés. Un mal sueño? En la parroquia de San Andrés han saltado las alarmas. Sólo trece años después de la reapertura al culto de una de las históricas parroquias de Sevilla, de nuevo en el templo han vuelto a aflorar algunas deficiencias, lo que ha dado pie a la lógica preocupación no sólo del actual párroco, Manuel Campillo Roldán, sino también del principal ocupante de la iglesia, la hermandad de Santa Marta. Desde hace meses atrás, en el interior de la iglesia se han detectado pequeños desprendimientos de mortero y recubrimiento de la cubierta, sobre todo raíz de las copiosas lluvias de este invierno. El hermano mayor de Santa Marta, Isidro González, reconoció en declaraciones a El Correo la aparición de estos desperfectos y la inquietud que estas señales han provocado en el seno de su hermandad. Se trata de una situación cuanto menos preocupante ya que los desprendimientos de caliches y algo más detectados en el templo se localizan en la misma zona de la techumbre de San Andrés que hace 24 años dio lugar al desprendimiento de una viga y al posterior cierre de la iglesia, aclara el hermano mayor. En concreto, la caída de cascotes de los últimos meses se delimita a la cabecera de la nave del Evangelio, a la izquierda del presbiterio y en la misma zona donde la cofradía de Santa Marta monta su altar de insignias en Semana Santa. Siempre de la mano del párroco, responsable último del templo, estos desperfectos ya han sido puestos en conocimiento de las instancias oportunas. La realidad explica Isidro González es que hay una lógica inquietud en el seno de la hermandad ya que por el momento desconocemos si estas deficiencias podrían tratarse de algo superficial o si, por el contrario, tienen su origen en algún problema más profundo. El hermano mayor de Santa Marta incide en que las filtraciones de agua en la cubierta son las que han originado estos despredimientos, por lo que sugiere que se realicen los estudios oportunos para conocer el verdedaro alcance de este problema. González reconoce, además, que el asunto de fondo en éste y otros casos de templos sometidos a una profunda restauración es el problema del mantenimiento que requieren, una tarea sin embargo en la que Santa Marta colabora activamente. Trece años después de su reapertura, a San Andrés le afloran los primeros achaques.
- El templo se clausuró en 1990 y permaneció cerrado durante más de una década