He ahí una prueba evidente de las vueltas que da el mundo, de cómo son las cosas: la suma del valor del suelo entre dos de las cárceles sevillanas -la Real y la de los Señores- suma 66 millones de euros, que se dice muy pronto. Para todo hay que tener suerte, porque en el siglo XVI había tres o cuatro más pero ésas no tuvieron nunca buena fama, no fueron pasando de unos a otros hasta llegar a ser lo que son éstas: un banco. La Cárcel de los Señores, aunque de ella nos hablen Arana de Varflora y otros, es menos conocida precisamente porque era a donde iban los de alta alcurnia; a la Cárcel Real, sin embargo, iba gente de poca monta, como Cervantes, Mateo Alemán o -ya a principios del XIX- Bartolomé José Gallardo.
A Cervantes le deben los gitanos un relato tan preciso sobre su vida en el XVII como es La Gitanilla y a Gallardo, un investigador liberal preso por Fernando VII, la noticia fehaciente de que doscientos años después seguían cantando romances como la gitana cervantina. Tres cuartos de siglo antes de que el liberal oyera sorprendido cómo dos analfabetos se sabían de pé a pá Gerineldo, pasaron por allí otros varios cientos de gitanos, apresados por Fernando IV para llevarlos a construir La Carraca. En fin, muchas historias en este suelo que vale ahora millones. Millones de Cajasol por dos lugares en los que la gente estaba condenada a no ver la luz del día.
Antonio Zoido es escritor e historiador
