Economía

Cajasur se abre a las fusiones

Fuentes de Cajasur reconocen que la alternativa de la fusión con otras cajas andaluzas se abre si no prosperan sus programas para obtener liquidez en el mercado y continúa la crisis. Es la primera vez que la entidad lo admite abiertamente después de años alegando su singularidad eclesiástica para decir no.

el 16 sep 2009 / 03:15 h.

Fuentes de Cajasur reconocen que la alternativa de la fusión con otras cajas andaluzas se abre si no prosperan sus programas para obtener liquidez en el mercado y continúa la crisis. Es la primera vez que la entidad lo admite abiertamente después de años alegando su singularidad eclesiástica para decir no.

Casa Rosa, sede provisional de la Presidencia de la Junta de Andalucía, principios de febrero pasado. El entonces jefe del Gobierno autonómico, Manuel Chaves, convoca a los presidentes de las cinco cajas de ahorros de la comunidad. En la foto de familia, primera fila, y compartiéndola con Chaves y su consejero de Economía, José Antonio Griñán -hoy presidente andaluz-, para los máximos directivos de Unicaja, Cajasol y Caja Granada; la segunda, y debido a las estrecheces de la escalinata, para el de Caja Jaén, y en la tercera y última se ve, aunque sólo asomando la cabeza, al de Cajasur, Santiago Gómez Sierra.

Si hubiera que repetir ahora la imagen, a buen seguro que Gómez Sierra ocuparía otro lugar, no tan lejos, más cercano al resto de los cajeros, al hoy presidente Griñán y a su consejera de Economía, Carmen Martínez Aguayo. La singularidad de la entidad fundadora de Cajasur, la Iglesia católica, ya no es suficiente como para parapetarla frente a eventuales fusiones, por mucho que años atrás diera un no rotundo a los planteamientos que, en ese sentido, se lanzaran desde el Ejecutivo andaluz.

Es más, fuentes de la caja cordobesa consultadas por este diario reconocen abiertamente que si fracasan sus planes para dotarse de liquidez y frenar el aumento de la morosidad crediticia, y que van acompañados de un "redimensionamiento" de la red comercial y de la plantilla -léase, cierre de oficinas y recorte de personal-, "habrá que plantearse otros escenarios, y entre éstos, qué duda cabe, también están los de las alianzas y las fusiones con otras entidades". "Si la crisis sigue, lo mismo que a nosotros les ocurrirá a otras cajas", agregan.

Y aquí cabe un relevante matiz. Es una decisión que parte de ella misma, a tenor de la evolución de sus cuentas -tiene la tasa de morosidad más elevada de la banca española, aunque dice mantener los mínimos de solvencia exigidos por el Banco de España para poder operar, y los beneficios del primer trimestre de 2009 cayeron un 89% en comparación interanual-. La búsqueda de novios es voluntaria, no obligada por la Consejería de Economía, aunque ésta ha de bendecir cualquier matrimonio al tener bajo su tutela a las cajas de ahorros que ubican su sede social en Andalucía.

Otro detalle. No ha hecho falta siquiera que Griñán o Aguayo convenzan a la entidad financiera presidida por Gómez Sierra. Ha bastado la fuerza de la actual crisis económica y los excesos cometidos años atrás en el negocio del ladrillo -y que ahora se están pagando- para que Cajasur se avenga a buscar alternativas, aunque aún se aferra a sus propios planes para salir airosa.

De todas formas, éstos podrían ser dolorosos (clausura de oficinas y prescindir de trabajadores) y perjudicar a la imagen social de la caja, sobre todo en una provincia, la de Córdoba, con la que mantiene un particular idilio. No obstante, los ajustes, que implican un recorte de gastos y la consiguiente mejora en la ratio de eficiencia (es decir, cuántos céntimos se gastan por cada euro que se ingresa), son necesarios para captar en el mercado los recursos que plantean sus distintos programas de emisiones de deuda (esto es, crea títulos que los inversores compran y a los que se abona un interés). Si no se cumplen determinados coeficientes, las agencias internacionales que evalúan el riesgo rebajan las calificaciones -Fitch Ratings ya la redujo para Cajasur hasta la categoría de bono basura para sus emisiones a largo plazo, la misma que asignó a Caja Castilla-La Mancha antes de ser intervenida por el Banco de España-, si lo hacen mandan a los inversores un mensaje de que no se fíen, y si éstos no adquieren aquellos títulos la entidad no logra liquidez para su normal operativa y el pago de sus anteriores lanzamientos de deuda, y todo esto son ya palabras mayores.

Aunque las fuentes de Cajasur no reconocen la existencia de negociaciones formales para eventuales fusiones, ha sido Caja Murcia la que públicamente ha revelado que sí, que con ella lo intentaron, y también los ha habido con las otras dos cajas de la Iglesia, Caja Círculo y Caja Inmaculada, estas últimas de menor dimensión que la cordobesa.

"Lo que está muy claro es que la Iglesia no entregará Cajasur fácilmente [si hay fusión, el peso de esta entidad fundadora quedaría mermado en la entidad financiera resultante]", comentan fuentes próximas a su consejo de administración, quienes indican que "ha habido conversaciones aisladas con otros cajeros andaluces", pero que éstos "fueron y no tocaron la tecla adecuada".

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