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Camas: En busca de la ansiada paz política

Tras un convulso mandato donde nadie salió bien parado, IU y PSOE se postulan como las dos alternativas a la estabilidad.

el 15 may 2011 / 17:39 h.

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Un camero ejerce su derecho al voto en un colegio en las elecciones municipales de 2007.
La política en Camas es un galimatías desde el 14 de septiembre de 2005, cuando saltó a la luz pública la presunta compra del voto de una concejal por la que se vio salpicado el por aquel entonces alcalde, Agustín Pavón. El caso Camas lo llamaron y que, más de cinco años después, aún no se ha resuelto en los juzgados. Desde ese momento, este municipio del Aljarafe se ha retroalimentado en una maraña de traiciones, rencores y cuentas pendientes que no ha encontrado la calma necesaria para llevar las riendas de un pueblo de 25.000 habitantes.


La cita con las urnas supone una oportunidad, una más, para hacer borrón y cuenta nueva. Lo tienen en su mano, en especial, PSOE e IU, las dos alternativas claras de gobierno y que, desde el inicio de la democracia, se han ido alternando en el poder. La opción lógica, echando mano de la calculadora y si se cumplen el dictado de los sondeos, sería un pacto de izquierdas. Los comunistas ya están escarmentados de alianzas pasadas con el PP, que les valieron para llegar a la Alcaldía en 2003 y 2007 pero también un desgaste político. Desde el PSOE se lanza el mensaje de buscar la estabilidad, sobre todo desde la llegada al partido de su candidato y alcalde tras una moción de censura, Rafael Recio. Eso ayudaría a fraguar ese pacto que el resto de formaciones aseguran que ya está hasta firmado.

En la carrera por el poder en Camas no hay nada claro, salvo que difícilmente el nuevo gobierno se decante por mayoría absoluta. El PSOE, la lista más votada desde 1991, ha conseguido instaurar la paz social en el final de un mandato que comenzó con la última alianza IU-PP. Los sondeos acercaban a los socialistas hasta a la mayoría absoluta. Pero su gestión se vio ensombrecida por el escándalo de las prejubilaciones irregulares, en el que se vieron implicados tres de sus militantes.

Recio cerró filas rápidamente, dio de baja a esos militantes y apartó "por ética" a la edil de Cultura, Concepción Ávila, esposa de uno de ellos. También formalizó su baja el que fuera secretario general de la agrupación y nueve años alcalde de Camas, Antonio Rivas, imputado por el caso Mercasevilla. Con la venda puesta y confiando en que no hayan perdido mucha sangre, Recio apela ahora a que este caso "nada tiene que ver con la gestión local" y que, tras esta limpia, "no hay ni un solo militante involucrado en los ERE". Su imagen no ha salido mal parada gracias a este mensaje y, sobre todo, por su insistencia en contribuir todos para que haya, por fin, "una legislatura fácil".

IU tampoco llega en su mejor momento y lame sus heridas tras una convulsa legislatura que comenzó con buen pie, con su candidato, Juan Pazos, como alcalde tras pactar otra vez con el PP, pero que acabó como el rosario de la aurora. Pazos se rebeló a las directrices del coordinador local de la coalición, Agustín Pavón, lo que desencadenó en la ruptura en dos del partido y la expulsión del alcalde y sus ediles afines. La instructora de la expulsión, Montserrat Fernández, ha tomado el relevo como candidata, dado que Pavón -que fue alcalde entre 2003 y 2007- no se puede presentar al no haber resolución judicial del caso Camas. A priori, no cometerá los errores del pasado. "No se qué pasará tras el 22-M, pero seguro que no pactaré con el PP", afirma, a la vez que incide en que su formación "ha superado la crisis de hace dos años" y "está más cohesionada que nunca". Sin embargo, en sus palabras perduran los rencores del pasado y, en especial, hacia la figura Juan Pazos, que se iba a presentar por UPyD, pero que ha sido apartado por una denuncia presentada por IU. "Hay algunos que se suman a unas siglas para arrimarse al poder y llevarse un trozo de la tarde", dijo en alusión a los ediles expulsados de la coalición de izquierdas.

El resentimiento es recíproco. Pazos ha elegido como sustituta a Amparo Hidalgo, concejal durante su mandato aunque menos reconocible. Antes de ser retirado de la batalla electoral, UPyD tenía un sondeo que le daba hasta cuatro ediles, pero ahora todo es un misterio. Pese a ello, quieren "aprovechar la brecha" del caso Camas y los ERE irregulares para obtener representación política y convertirse en partido bisagra.

También juega ese papel el PP, que ha depositado su confianza en Gisela de Alba, recién aterrizada en política y con el reto de frenar la pérdida de votos que la formación sufre desde 1995. En esa caída ha influido mucho que los ediles obtenidos en las dos últimas legislatura no hayan permanecido en sus filas. En 2007, sus dos concejales dejaron el PP porque le abrieron un expediente tras pactar con IU su ingreso en el gobierno. Cuatro años atrás, la expulsión del edil José Antonio Fraile por su implicación en el caso Camas llevó a que su por aquel entonces candidato, Juan José Jurado, se diera de baja del PP y fundara su propio partido. "Hemos empezado de cero y con fuerzas renovadas", señala Alba, que sueña con un "cambio" poniendo como ejemplo Tomares.

Por último está Jurado, líder del Partido Social Centrista, que ahora concurre en coalición con el PA. Aunque en sus cuentas se baraja la horquilla de dos ediles, su reto real está en lograr, como en 2007, estar en la corporación.

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