La decisión del alcalde de Sevilla, Alfredo Sánchez Monteseirín, de promover una negociación con los actuales propietarios de la dehesa de Tablada para el desbloqueo del proyecto de construcción de un parque en estos terrenos constituye un cambio sustancial en el contencioso que mantiene el Ayuntamiento con los dueños del suelo. Después de años de disputas enconadas y de intentos de expropiación a las empresas propietarias que han sido rechazados en las salas de lo contencioso administrativo del TSJA, el Gobierno municipal se aviene a negociar para evitar que el plan se enquiste aún más y Tablada se mantenga como está algunas décadas más. La negociación se centraría en la cesión de otros suelos como contraprestación para las empresas que adquirieron los derechos para la construcción de 15.000 viviendas en Tablada. De este modo, se acelerarían los pasos para la puesta en marcha del futuro parque periurbano, cuyo dibujo corresponde a la Consejería de Medio Ambiente de la Junta. En suma, algo relativamente parecido a lo que se quiere hacer con Altadis (salvo en la recalificación) para darle un uso distinto a la fábrica de tabacos de Los Remedios. Como punto de partida, la idea tiene poco que objetar, pues pretende poner en carga cuanto antes el mayor espacio verde de la Sevilla metropolitana y respeta con escrupulosidad la decisión, refrendada en el PGOU, de convertir las 356 hectáreas de Tablada en un parque metropolitano libre de otros posibles usos. Otra cosa es que se pueda llegar a un acuerdo cuando las posturas entre ambos contendientes están tan alejadas (los empresarios de Tablada Híspalis pagaron hace ocho años 81 millones de euros y el Ayuntamiento sólo estaría dispuesto a darles siete millones) y cuando el propio socio del PSOE en el gobierno de la ciudad, Izquierda Unida, ya se ha apresurado a subrayar que no aceptará que se hagan cesiones a los dueños de Tablada a cambio del desbloqueo del contencioso.
