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Canadá abre la veda para la matanza de 275.000 focas

La caza de 275.000 focas arpa empezó ayer en las aguas del Golfo de San Lorenzo obstaculizada por una gruesa capa de hielo que está dificultando el avance de los barcos pesqueros. El portavoz del Ministerio de Pesca señaló que pocas horas después del inicio oficial de la temporada, sólo habían reconocido la captura de tres ejemplares.

el 15 sep 2009 / 02:24 h.

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La caza de 275.000 focas arpa empezó ayer en las aguas del Golfo de San Lorenzo obstaculizada por una gruesa capa de hielo que está dificultando el avance de los barcos pesqueros.

El portavoz del Ministerio de Pesca canadiense, Phil Jenkins, señaló que pocas horas después del inicio oficial de la temporada de caza, los pescadores canadienses sólo habían reconocido la captura de tres ejemplares. Además, una embarcación había tenido que volver a puerto tras sufrir una vía de agua. Pero las condiciones del hielo alrededor de las islas Magdalena del Golfo de San Lorenzo, donde tradicionalmente se concentra la primera etapa de la caza de focas, no impedirán que en pocos días los cazadores se hagan con el cupo permitido este año por Canadá.

Ottawa decidió que en el Golfo de San Lorenzo se cacen este año un 30% de la cuota total. El 70% restante se cazará en aguas frente a la isla de Terranova, en una segunda etapa que se iniciará dentro de varias semanas.

Mejor con hielo. De hecho, la gruesa capa de hielo que existe facilitará las tareas de los pescadores ya que con estas condiciones las manadas de focas se concentran en grandes números y en un espacio reducido. Jenkins también confirmó que las autoridades canadienses calculan que la consistencia del hielo en las aguas del Golfo de San Lorenzo ha permitido que hayan sobrevivido prácticamente todas las focas nacidas en las pasadas semanas y que constituyen la mayoría de los ejemplares cazados por los pescadores. En los dos últimos años, la debilidad del hielo provocó que gran parte de los cachorros nacidos murieran ahogados ya que los recién nacidos no son capaces de nadar hasta que tienen varias semanas de edad.

Las organizaciones de defensa de los derechos de los animales han denunciado que la alta mortalidad natural de los años pasados, junto con las elevadas cuotas de caza permitidas a los pescadores -270.000 en el 2007 y casi un millón en los tres años anteriores- pueden causar graves daños a la población de focas.

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