Ángel Fernández estudia primero de Bachillerato en Ciencias de la Salud. Lee, monta en bici y, naturalmente, escucha música. Toca el piano y el bajo. Abriga, entre otros, dos sueños: que la entrevista sea tan amena como para impedirle llegar a tiempo a clase de Matemáticas (una sana afición compartida por todos los estudiantes de todos los tiempos, caso de los de la foto superior: las entrevistas amenas) y conseguir una de las 75 plazas de la expedición más importante jamás organizada en Sevilla desde que se fue a pique el imperio español: Tras la huella de Magallanes, una aventura en Brasil organizada por la Fundación Museo Atarazanas para reconocer, aprovechar y fomentar en los jóvenes sus dotes para la convivencia, el aprendizaje, la humildad ante la inmensidad y diversidad del mundo y la certeza espeluznante de que uno puede llegar a ser lo que se proponga en la vida.
Hay 700 andaluces de entre 16 y 17 años inscritos en las pruebas selectivas de esta travesía, cuyos protagonistas serán proclamados a finales de junio. Los elegidos habrán de superar una entrevista personal, concursar en una gymkhana por el Centro de Sevilla (el 6 de junio) y, como acaban de hacer, presentar un trabajo de lo que les dé la gana, pero inspirado en Magallanes o en cualquier aspecto de la aventura que tienen por delante. El director general de la Fundación Atarazanas, José Manuel Núñez de la Fuente, decía ayer estar "entusiasmado por la alta participación y calidad de esos trabajos, con los que se va a hacer una exposición porque en su inmensa mayoría están hechos con un arte y una imaginación desbordantes". Núñez es el primero en derribar los prejuicios sobre la presunta apatía e inanidad de la juventud actual, expresión usada frecuentemente como introducción a una calumnia. "Son todo lo contrario."
Cómo serán los jóvenes es algo que no se sabe. Estos nueve de la foto parecen, desde luego, muy diferentes. Cristina de Cárdenas es exquisitamente respetuosa. Quiere ser psicóloga, aunque también le tiran el diseño y la fotografía. Le gusta viajar y apasionarse en todo lo que hace, sobre todo cuando es en grupo. Detesta "ir en Metro y tener a gente cerca con el móvil y los altavoces al máximo, las botellonas, las masificaciones humanas sin un propósito productivo y la poca consideración de las personas". Sus genes nórdicos contrastan con la herencia magrebí de Mohamed Achraf, quien, como trabajo para el concurso, decidió componer e interpretar un rap. "Soy un soñador que lucha por cumplir sus sueños. Soy creativo y tengo muchas ideas con las que alimento mis canciones."
Para apreciar con detalle la diversidad de estos muchachos no hay más que ver la lista de cosas que no soporta Enrique Hinojosa: "El copieteo, la poca originalidad, la falsedad y las aceitunas." A Pablo Hobson lo que le deprimer es la prensa del corazón, aparte de "la música comercial, la homofobia, el racismo y todo tipo de discriminación". Pablo Sarazá toca el piano desde pequeño; Alberto se lo pasa en grande con los espectáculos y el senderismo. Ester Díaz quiere ser historiadora, una pasión que no eclipsa la de bailar. Regla González se ve más estudiando derecho, periodismo o empresariales. "No me gusta la violencia, las personas mentirosas, odio el circo y a las personas prepotentes", dice. Tal vez debiera replantearse sus tres vocaciones.
