Carlos Fernández, dejando atrás a Xabi Prieto. (Paco Puentes)
Apenas media hora sobre el césped le bastó para llamar poderosamente la atención. En el Sevilla todos lo conocen y saben del enorme potencial que atesora este espigado delantero de Castilleja de Guzmán. Carlos Fernández Luna, nacido el 22 de mayo de 1996, es una de las perlas más brillantes de la cantera. Talento, recursos, calidad, determinación, gol... Una suma de cualidades que le convirtieron no hace mucho en integrante del primer plantel. El gran sueño de un chaval que hace prácticamente un suspiro animaba al Sevilla desde Gol Norte y cuyo escudo defiende ahora sobre el césped.
Carlos Fernández debutó oficialmente en una noche triste para la afición. Fue el pasado 18 de diciembre, día en que el Sevilla quedó eliminado de la Copa a manos de Racing. Poco pudo hacer en los escasos minutos que tuvo.
El joven canterano continuó apretando los dientes a las órdenes de Unai Emery y su gran proyección motivó incluso que el club diese vía libre a Rusescu, uno de los fichajes veraniegos, para hacerle sitio. Hoy en día, a sus 17 años, es el tercer delantero del Sevilla tras Bacca y Gameiro.
Carlos Fernández recibió el premio a su trabajo el pasado domingo. Emery lo incluyó en la lista y le hizo saltar al campo en la segunda parte, con 0-0. "Faltaban veinte minutos para el final y escuché mi nombre. No me lo creía. Me sorprendió entrar en un partido tan importante. Fue cumplir un sueño. Toda la afición animando, tanto en juego... Todo eso hace que se vayan los nervios e intentes hacer las cosas lo mejor posible. Me acordé de mucha gente que siempre me dice que hay que dejarse la vida por esta camiseta. También quiero agradecer a Unai y a todos mis compañeros su gran apoyo", comentó este lunes en los medios oficiales.
METEÓRICO. Hace apenas un año, la nueva perla de la cantera conquistaba la Copa de Campeones y la Copa del Rey con el equipo de División de Honor juvenil. Llegó a éste previo paso por el Andaluza cadete, donde marcó 29 goles y también se proclamó campeón. Carlos se había enrolado en el Sevilla tras iniciarse en el equipo de su pueblo, en categoría prebenjamín. Luego pasó al Bormujos y, a la edad de nueve años, recaló en Nervión, donde saltó tres escalafones y en junio de 2012 firmó su primer contrato profesional (por tres temporadas). La selección sub 19 de Luis de la Fuente también cuenta con él, pese a no aparecer en su última lista de convocados.
Carlos, en cualquier caso, no se deja llevar por los elogios. Merecidos, por otra parte, tras demostrar un enorme desparpajo ante la Real Sociedad en una demarcación, la banda izquierda, que venía masticando durante la semana.
"Tengo la cabeza amueblada, las ideas claras, los pies en el suelo y un buen entorno que me ayuda. Esto acaba de comenzar. Lo más difícil empieza ahora", comenta. Simplemente con escucharle hablar uno llega a la conclusión de que todo eso que dice es cierto.
Ahora, como bien recuerda, llega lo más complicado: vivir con el peso de las miradas y todo lo que rodea al mundo del fútbol. Muchos son los jóvenes talentos que se han quedado por el camino al creer que ya lo tenían todo hecho. Carlos lo sabe y está decidido a ser futbolista, y de élite.
