Carmona acogió el comienzo de la Feria con la mirada puesta en el cielo por la lluvia que refrescó la tarde del viernes, pero que dio paso a un fin de semana soleado y con temperaturas agradables que llenaron el real de público.
Domingo de Feria. Punto y final. El real acoge a los carmonenses y visitantes por última vez en una de las ferias más tranquilas que se recuerdan. La presencia policial y de la Guardia Civil ha permitido que cualquier conato de incidente haya sido sofocado a las primeras de cambio.
En cuanto a la afluencia, el jueves durante todo el día, sobre todo a partir de media tarde, el paseo de caballos se llenó de personas, desde pequeños a mayores, que disfrutaron del buen ambiente de las casetas de familiares y amigos.
Color y amistad. Y es que el ambiente que ha corrido por todo el recinto ha sido de disfrute general, de acogimiento al de fuera, de inundar con colores de flamenca y arte ecuestre el viernes, de salir en masa ayer sábado aprovechando el mejor día, pero sólo meteorológicamente hablando.
En las casetas familiares, se han repetido las grandes charlas, el reencuentro con viejos amigos, como ocurrió en la Tertulia Tartessos con un amigo canario enamorado de la Feria de Carmona, fueron las predominantes. Las clásicas, como la Peña la Giraldilla, Los Tranquilotes o La Amistad, se inundaban de socios y no socios para disfrutar de sus orquestas en sus amplios y tradicionales pórticos.
Y para el año que viene, ya que todo ha salido a pedir de boca, sólo falta regular algo que molesta o incomoda a muchos: las denominadas casetas-discoteca, en las que el sonido ensordecedor y la ausencia de clima de Feria provoca indignación o asombro a muchos de los ciudadanos que pasean por la zona de Los Villa.
Pero sólo eso. Ésa es la aspereza que aún queda por limar. Por lo demás, una Feria a pedir de boca, a pesar de algún chaparroncillo que sirvió para asentar el polvo. El que se haya marchado a la playa se la habrá perdido. Y sol no habrá podido coger mucho? Hasta el año que viene.
