Ocurrió antes de la Expo, en 1988. Durante los trabajos de montaje del puente de la Barqueta, uno de sus extremos, que estaba anclado a la orilla mientras posaba sobre una especie de plataformas flotantes, se desenganchó y volvió al río. "El incidente no tuvo consecuencias graves, sin embargo fue como una metáfora de las tensiones entre la ciudad y la Cartuja. La gente hizo bromas sobre eso: parecía que la Cartuja no quería unirse a Sevilla", recuerda José Núñez, director del departamento de Urbanística y Ordenación del Territorio de la Universidad de Sevilla y concejal de Urbanismo entre 1991 y 1996. "Hoy día -opina esas tensiones han desaparecido". Prueba de ello es que, 18 años después, en el cumplimiento de su mayoría de edad, la Cartuja se ha consolidado como parque científico y tecnológico y zona de recreo -Isla Mágica-. El reto, a partir de ahora es que se convierta en un barrio más de la ciudad con una integración plena junto al casco histórico. La Cartuja como barrio científico. La retirada de vallas anunciada esta semana por el Ayuntamiento de la ciudad va a ser el primer paso en esta dirección.
Las propuestas están negro sobre blanco en el PGOU, y ése va a ser el futuro de Cartuja: una nueva pasarela -en la prolongación de José Díaz, para conectar la zona con la Macarena-, recuperar las riberas del Guadalquivir, desarrollar líneas de microbuses, unir el parque con la red de trenes cercanías -en Santa Justa- y con una red de transporte fluvial.
"No debe haber muchos casos en el mundo de un parque tecnológico junto al Centro urbano de la ciudad; normalmente, estos espacios están en la periferia, por eso, las claves usadas en otras ciudades para integrar esos barrios no sirven para Sevilla", explica Julián Sobrino, experto en patrimonio industrial y profesor del grupo Ciudad, Patrimonio y Arquitectura Contemporánea de la Hispalense.
Pero la conquista de las 250 hectáreas de la Cartuja va a venir por el flanco del Guadalquivir. "Y es que la dificultad estriba en cómo habitar un parque en el que no hay ni va a haber uso residencial, es decir, gente viviendo. La alternativa es evidente: hay que llevar a la gente a la Cartuja", asegura Sobrino. Pero, ¿cómo? "Con parques, como el Jardín Americano que acaba de inaugurarse; con teatros y centros de arte, como los ya existentes Teatro Central y Centro Andaluz de Arte Contemporáneo; pero también debería haber -añade- centros de difusión de la actividad científica del parque y una lonja de empresas, científicos y administración pública, un punto de encuentro que tuviera salas de conferencias y centros para actividades divulgativas".
Estas propuestas para revitalizar tienen que ir unidas al desarrollo de la conectividad del parque, "que no a su urbanización", apunta Núñez. "Ésta -sostiene- está más que consolidada, sobre todo, tras la implantación del carril bici en el parque".
El reto iría en la línea de más puentes y pasarelas. "Lo ideal es que hubiera uno cada 500 o 400 metros, una distancia que permitiría al peatón la entrada a pie en la Cartuja, que es, ahora, uno de los principales obstáculos para que la gente acuda al parque. No hay que olvidar que la Cartuja no es sitio de paso sino que hay que ir a la Cartuja, por lo que hay que tender puentes, y nunca mejor dicho, hacia ella", afirma Núñez.
En estos momentos, unas 30.000 personas acuden diariamente al parque científico, sobre todo empleados, personas que van a hacer gestiones y estudiantes. Esta cifra está destinada a aumentar enormemente cuando entren en funcionamiento Torre Triana y la Torre Pelli -que conectará la zona con Triana- y con proyectos culturales como el nuevo centro de la Sociedad General de Autores -ubicado en la Avenida Américo Vespuccio-.
Si esto se une a la recuperación de la conexión de puntos muertos en la ribera del río "como el Pabellón de la Navegación, que está sin uso", advierte Núñez, la Cartuja se mostrará como un "escaparate para Sevilla", en palabras de Sobrino. "Hay que coser la Cartuja a Sevilla a través del río", insiste Núñez, quien señala como un proyecto a acometer sin falta "el empalme entre el Jardín Americano con Chapina y el Pabellón de la Navegación". Dos orillas unidas para el nuevo barrio de Sevilla.
Torre Pelli
Cartuja: centro de negocios de la ciudad
Las 30.000 personas que actualmente acuden al parque científico y tecnológico serán muchas más en pocos años. Cuando esté en funcionamiento la Torre Pelli y Torre Triana, la Cartuja está llamada a convertirse en el nuevo distrito financiero de la ciudad. Esto multiplicará las personas que harán uso del parque en el día a día. En estos momentos, suelen ser empleados de las empresas y estudiantes de universidad.
Jardín Americano
Una invasión ‘en verde' del barrio científico
Es una de las claves para dar vida a la Cartuja, un barrio sin uso residencial. Además del Alamillo, que no está integrado en el núcleo de Cartuja, acaba de inaugurarse el Jardín Americano, que dispone de un carril bici y un paseo que discurre por toda la ribera del río. Este jardín se erige como el principio del proyecto global de recuperación de las riberas del Guadalquivir en Sevilla, uno de los proyectos clave para el Consistorio y la Junta.
Red fluvial
Desarrollo de la conexión por el Guadalquivir
La medida está recogida en el Plan General de Ordenación Urbana. Será una línea fluvial con paradas junto a los principales puentes y pasarelas de la ciudad. Tendría paradas en San Jerónimo, puente del Alamillo, Barqueta y Plaza de Armas, entre otros enclaves. Estaría integrada dentro del Consorcio Metropolitano de Transportes, con lo que tendría conexión con paradas del Metro y con la red de Tussam.
Nueva pasarela
Mejorar la conexión con la Macarena
El PGOU actual de la ciudad recoge la construcción de un nuevo puente en continuidad a la Calle José Díaz -para dos carriles por sentido- como alternativa a la calle Resolana, única vía de conexión con Cartuja. Esto busca también consolidar este área universitaria norte de la ciudad, que agrupa el campus de Macarena -con el hospital incluido- y los centros de Ingenieros y Periodismo de la Hispalense.
