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'Cataluña se lleva el desgaste pero después los demás recogen el mismo cheque'

Dejó en julio su estrenado cargo de consejera en el Gobierno de Chaves para sentarse en la dirección federal del PSOE con Rodríguez Zapatero. Desde allí, la secretaria de Política Autonómica se muestra optimista sobre un futuro acuerdo sobre la deuda histórica y la financiación. Foto: Juanma Rodríguez.

el 15 sep 2009 / 15:51 h.

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I. Morillo / I. Carretero

-¿Cómo ha sido su aterrizaje en Madrid?

-Me siento muy bien acogida en la dirección federal y, además, estoy deseosa de poder contemplar en su plenitud el horizonte desde esta nueva atalaya. La posibilidad de conocer mejor la política en su dimensión nacional es enormemente atractiva.

-Le ha tocado ver desde Madrid el primer gran roce político entre los gobiernos de Zapatero y Chaves a cuenta de la Disposición Adicional Segunda del Estatuto. ¿Le preocupa?

-La Junta sabe que tiene el apoyo del Gobierno de España y estoy plenamente convencida de que se va a normalizar la situación y de que se va a pagar la deuda dentro del plazo del Estatuto. La coyuntura política y discrepancias objetivas en la cuantificación no han permitido un acuerdo, pero la deuda será calculada de nuevo dentro del plazo estimado de seis meses.

-¿Por qué ahora no y dentro de seis meses sí?

-Hay un trabajo ya realizado, se ha desbrozado el camino y estoy segura de que llegará el acuerdo.

-¿El temor a que otras comunidades levanten la mano y pidan otras deudas ha frenado al Gobierno central?

-La financiación puede que haya influido y tampoco ayuda la crisis. Es verdad que se está negociando un nuevo sistema y hay abierto un escenario multilateral donde todas las comunidades se miran unas a otras.

-¿Qué le parece que la Junta haya vinculado su apoyo al nuevo sistema de financiación al cobro de la deuda?

-Es una posición de exigencia legítima. La Disposición Adicional Segunda del Estatuto no es un cuento chino. Andalucía está en una posición de exigencia y el Gobierno está en posición de absoluta receptividad y con voluntad de cumplir.

-¿Han pesado negativamente todas contradicciones de los partidos en este asunto y la necesidad de defender la cifra política de 1.148 millones?

-Hay un componente de discrepancia real en la discusión de los criterios. Yo confío en que la Consejería de Economía lleva mucho tiempo aquilatando la cuestión. Pero más allá de este asunto, hay una cosa que destacar. Andalucía tenía dos o tres problemas por resolver de enorme importancia. Primero, la deuda contemporánea, la que quedó de la aplicación de la anterior financiación y que son los 2.500 millones que Zapatero pagó al llegar a La Moncloa.

-Pero eso no tapa el incumplimiento del Estatuto.

-No, claro. Había otro contencioso abierto en materia inversora porque Andalucía había sido muy castigada por el anterior Ejecutivo popular y éste por primera vez reconoce la población de Andalucía como porcentaje a respetar en materia de inversiones. Y en tercer lugar, está la configuración del Estatuto andaluz, con nuevas competencias y traspasos tan importantes como el del Guadalquivir. Después de superar estos tres listones, no sé como alguien puede dudar a día de la fecha de que a Andalucía le va bien con José Luis Rodríguez Zapatero. Y el cuarto asunto, el de la deuda, se va a solucionar.

-La reunión de Chaves y Zapatero no desbloqueó el conflicto. ¿Significa este tropiezo que el presidente andaluz tiene menos peso en Madrid?

-En modo alguno. Sin el peso político de Manuel Chaves la deuda histórica hoy no figuraría en el nuevo Estatuto.

-¿Cuál ha sido su papel en esta negociación de la deuda?

-Mi papel ha estado en una primera línea de información que no de gestión. La gestión ha sido entre la Junta y el Gobierno de España. El papel quizás hace algunos años hubiera sido más importante porque había mucha incomprensión hacia la denominada deuda histórica. A veces sonaba a chino a muchos dirigentes del PSOE. Pero en el debate del nuevo Estatuto de Andalucía eso quedó meridianamente claro.

-Han puesto en bandeja el discurso al PP.

-El Partido Popular vive unos minutos de oxígeno que se van a agotar inmediatamente. Además de la deuda histórica, Andalucía tiene una gran memoria histórica. Los andaluces saben que el PP, que Javier Arenas, jamás reconoció, jamás cuantificó y jamás pagó la deuda. No pudo producirse ninguna reunión que fracasara porque nunca hubo reuniones.

-Zapatero se ha reunido con el presidente de la Generalitat, José Montilla, para abordar la financiación. ¿De qué manera puede influir la presión que pueda ejercer Cataluña?

-En este asunto de la financiación hay demasiada gente empeñada en que los catalanes una vez más sean los antipáticos de la película. Y agazapados detrás de Montilla están Esperanza Aguirre y Francisco Camps, por ejemplo, que comparten los criterios que está defendiendo la Generalitat. Ocurre que Cataluña se lleva el desgaste pero después todos los demás, sobre todo las comunidades del PP que siembran el anticatalanismo, recogen los mismos cheques. Me gustaría atemperar este debate.

-Pero, como responsable de la ejecutiva federal del PSOE, habrá cosas en el discurso de Montilla que le habrán molestado. Por ejemplo, esa amenza velada de ruptura del PSC.

-Afortunadamente el punto de desmesura en el debate fue una tormenta de verano. Hoy estamos en posiciones muy normales de negociación y de disposición.

-Dijo el otro día el PSC: "Queremos mucho al PSOE pero queremos más a los catalanes". ¿Se imagina a un socialista andaluz diciendo eso? ¿Podría usted decirlo?

-A mí nunca me ha gustado que me den a escoger entre mi madre y mi padre.

-¿Tienen los andaluces que estar preocupados por las reuniones de Zapatero y Montilla?

-No creo que los catalanes se preocupen cuando se reúnen Chaves y Zapatero.

-¿Está el Gobierno en disposición de cumplir el plazo de tres meses que se dio en agosto para pactar la financiación?

-Tres meses, tres meses? Se está trabajando ya en la segunda ronda de contactos con las comunidades con el objetivo de que de forma inaplazable haya nuevo sistema si es posible en 2008.

-¿No ve aconsejable aplazar el debate en plena crisis?

-No, para nada. Un sistema no es para una coyuntura económica sino que tiene una vocación de permanencia, de perdurabilidad, de durar muchos años. El modelo que pactó el PP con los nacionalistas catalanes no contemplaba el crecimiento de la población en las comunidades y por eso ha fracaso.

-¿Se pactará un modelo y se aplicara gradualmente?

-Sí, eso es, de eso está hablando, de pactar los criterios del modelo y después aplicarlo de forma gradual y paulatina.

-La situación de la Tesorería el Estado ha entrado en un punto que ni siquiera se puede garantizar los anticipos para la financiación sanitaria. ¿No complica eso el acuerdo?

-Insisto, la coyuntura económica no tiene que influir en los criterios. El asunto es alcanzar un buen modelo que dure muchos años y que restablezca la igualdad de todos los españoles ante la financiación.

-El gran dilema de la financiación es la aportación a la solidaridad de los territorios más ricos, sobre todo Cataluña, que quiere recortarla. ¿Por dónde van las negociaciones?

-A veces entre el anticatalanismo que se siembra y la imagen acuñada en el resto de España de territorio rico, cuesta trabajo pensar que Cataluña está infrafinanciada, pero lo está. Hacienda introdujo en el futuro modelo la cláusula del status quo que significa que ninguna comunidad va a perder. En una aplicación paulatina del futuro modelo no creo que nadie pueda tener grandes problemas para aceptarlo. Por traducirlo: no se van a resolver los problemas de algunas comunidades a costa de otras.

(Lea la entrevista completa en la versión impresa de El Correo de Andalucía).

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