Pero pese al protagonismo de la aristócrata y hasta de Iñaki Urdangarín, al que el alcalde de Marinaleda, Juan Manuel Sánchez Gordillo (de los más aclamados con su llamada a la "insumisión para no pagar la deuda) tildó de "aprendiz" del "monarca ladrón" -es investigado en el Casa Palma Arena-, lo cierto es que tanto los mensajes como la escenografía tenían un claro destinatario: el trabajador.
La pancarta de "Astilleros no se cierra" junto al escenario del Fuerte de Isla Mágica -más visible que la bandera republicana atrás- y los trabajadores de la factoría naval en desmantelamiento con sus camisetas reivindicativas tras el atril a tiro de cámara lo dejaban claro. Y es que, el candidato de IU a la Presidencia del Gobierno se dirigió directamente a los trabajadores, y a los sindicatos que en esta campaña no se han casado con nadie, para pedirles que el día 20 decidan su voto mirando "quien estaba con ellos en la calle manifestándose contra la reforma laboral y los recortes y quien estaba en el Congreso recortando sus derechos".
IU ha aprendido de los errores de antaño y ya no se inmola para frenar a la derecha pidiendo el voto útil aunque fuera al PSOE. Todo lo contrario. Sabe que su granero de votos, ese que según el candidato al Senado y alcalde de La Puebla de Cazalla, Antonio Martín les hará pasar de dos a 11 diputados -las perspectivas de la formación han ido creciendo durante la campaña-, está en la "gente que tiene dudas, que dio su voto a un partido socialdemócrata y que se siente defraudada" porque "no han cumplido con los trabajadores, con la defensa de lo público pero sí con los mercados en esta crisis que es una estafa". A ellos apeló Lara para pedirles "que nos prueben" y esgrimió dos avales: unas "mochilas llenas de honestidad de nuestros cargos públicos, que podrán meter la pata pero no la mano -aunque a punto estuvo de decirlo al revés- y el haber estado junto a los trabajadores sin ningún "esfuerzo" ni disfrazándose con "la chaqueta de pana" o el "chándal para parecer gente campechana" porque son de su misma clase. Ahora toca trabajar por un "grupo fuerte" para llevar al Congreso "la voz de la calle".
Y es que, con humildad y pese a los gritos tímidos, de Presidente con los que le recibieron los 2.000 asistentes, Cayo Lara reconoció que sabe que no será presidente pero aspira a "preparar el terreno y las conciencias para que un día este país tenga un presidente de izquierdas, de los colores y valores de aquella bandera republicana". IU aspira en estas elecciones a ser el contrapeso de un PP que "ya no oculta su programa" sino que "como sabíamos" dice que "todo está sujeto a poda, salvo las pensiones dice, pero atacar la Ley de Dependencia es atacar a los pensionistas que son la mayoría de los dependientes". La fórmula es fácil:"Más diputados de IU, menos del PP".
A la derecha no se la para con votos nulos ni abstenciones, aclaró. De Rubalcaba casi ni habló "porque el PSOE lo ha dejado en caída libre" aunque el mensaje es que se ha plegado a la "dictadura de los mercados" que incluso impone gobiernos a la "cuna de la democracia, Grecia" y recortes que no han resuelto nada, frente a la subida de impuestos para quien más tiene y la lucha contra el fraude fiscal que propone IU.
El canditato por Sevilla, José Luis Centella, reivindicó que frente a sus contrincantes él ha hablado en campaña de Sevilla y "lo fácil que es llegar en AVE desde Madrid y lo difícil desde Arahal" y se ofreció a ser la voz en el Congreso de "Bellavista, el Polígono Sur o Marinaleda", para la que pidió votos "rojos sin complejos".
El coordinador regional, Diego Valderas instó a "abrir paso a la izquierda decente frente a la izquierda indecente que traiciona" y que "nadie tire su voto". Solo IU, dijo, puede frenar el programa del PP "que asusta porque se oye el afilar de las tijeras pero que no puede salvar del castigo a los otros".
