Alfonso Rodríguez Gómez de Celis dejó ayer de ser concejal del Ayuntamiento de Sevilla después de siete años. El que fuera número dos de Alfredo Sánchez Monteseirín y su apuesta para ser candidato en 2011 fue designado como nuevo secretario general de Vivienda, Suelo, Arquitectura y Cartografía de la Consejería de Obras Públicas, a las órdenes de Rosa Aguilar, por el Consejo de Gobierno andaluz. El salto, provocado por la decisión del partido de no avalar su candidatura para los próximos comicios, fue defendido por la portavoz del Gobierno andaluz, Mar Moreno: “Su larga y fructífera experiencia en el Ayuntamiento constituye un activo para un cargo que encaja a la perfección con su experiencia política”. El primer teniente de alcalde y portavoz de IU, Antonio Rodrigo Torrijos, se expresó en términos similares: “Supone un reconocimiento a las políticas de vivienda del Ayuntamiento”.
Celis renunció ayer formalmente a su acta de concejal, decisión de la que tomará conocimiento el Pleno el próximo viernes. En esa misma sesión, se instará a la Junta Electoral Central a que apruebe la incorporación del siguiente en la lista, Enrique Lobato, quien puede tardar aún varias semanas en incorporarse. Su entrada en la Corporación se producirá bien en un Pleno extraordinario, bien en la sesión que se convoque próximamente para aprobar los presupuestos.
Celis deja el Ayuntamiento tras siete años cuando se había convertido en el principal referente de la Plaza Nueva tanto institucionalmente –como edil de Urbanismo y Presidencia– como a nivel orgánico como portavoz del grupo socialista y referente de las agrupaciones de la capital que libraron un pulso contra la dirección provincial en el último congreso. La decisión del partido de vetar su candidatura para 2011 y el anuncio oficial de que Sánchez Monteseirín no repetirá en 2011 precipitaron su salida del Ayuntamiento, una vez concluido el último congreso regional.
Celis se sitúa ahora al frente de las políticas de vivienda de la Junta de Andalucía, con un cargo creado expresamente para él –una vez completada la fusión de las consejerías de Vivienda y Obras Públicas–, y al que llega sin su equipo de colaboradores. La intención del portavoz socialista es no arrastrar con él a ninguno de los altos cargos de su última etapa, al menos a los vinculados a la Gerencia de Urbanismo para no agravar la crisis de la delegación en el último año del presente mandato.
Pese a su último intento, el ex delegado se va sin completar dos de los proyectos más complejos que afronta la Delegación de Urbanismo y que ha intentado encauzar en los últimos meses: la Encarnación, que sigue a la espera del proyecto modificado que aún no ha recibido los informes favorables del secretario e interventor; y Fibes, cuyo plan de financiación no está resuelto.
