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Celis por Carmelo Gómez

Griñán fuerza una simbólica concesión de su número dos en Sevilla al sector que apoyó a Rubalcaba en el último congreso

el 14 feb 2012 / 22:45 h.

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El gran pulso de la lista de Sevilla, el conflicto que desembocó en la dimisión del secretario provincial de los socialistas, en un comité que sólo consideró valido la mitad del partido y en una  ruptura que dejó más que tocada la candidatura de José Antonio Griñán se ha acabado resolviendo, al menos parcialmente, con un movimiento de fichas. El 7 por el 9; el 9 por el 7 y la lista de Sevilla sale adelante y se valida el comité del pasado domingo. El cambio, que puede ser anecdótico para todos aquellos ajenos a la vida orgánica del partido, es más que simbólico. Por lo que ha pasado en el PSOE de Sevilla durante los últimos años, por lo que ocurrió en su pasado reciente con el congreso federal, y, sobre todo, por lo que pasará el 26 de marzo cuando, ocurra lo que ocurra en las urnas, el partido en Sevilla debe adoptar un nuevo rumbo tras su explosión. Tras esos números, el 7 y el 9, hay dos nombres: Alfonso Rodríguez Gómez de Celis y Carmelo Gómez. Hay dos sectores, los antiguos críticos del congreso de 2008 y los susanistas que han roto la mayoría que sellaban con José Antonio Viera dejando al ya exsecretario provincial sin control alguno sobre su ejecutiva. Y hay dos figuras que nacieron en las Juventudes Socialistas, que formaron parte de los equipos de  los gobiernos de Alfredo Sánchez Monteseirín, que tienen un peso orgánico muy desigual, pero centrado en la capital, y que han entrado en la pugna por lo que representan y por lo que les sustenta. A Gómez de Celis su apoyo a Rubalcaba y su simbolismo dentro del sector crítico con la dirección regional articulado en toda Andalucía. A Carmelo Gómez su papel de persona de confianza de Susana Díaz y ser uno de los ejes en torno a los que se organiza el sector que le representa en Sevilla.


Probablemente, antes del pasado congreso federal, ninguno de los dos preveía verse en la tesitura de ser piezas claves en el último tramo de una negociación que puso contra las cuerdas al propio Griñán. Pero poco a poco se convirtieron en ello. Primero, por lo que ocurrió en los días previos a la victoria de Rubalcaba y en la cita del Hotel Renacimiento, y después por el avance de las negociaciones.


El nombre de Alfonso Rodríguez Gómez de Celis se convirtió en fijo en la lista que debía defender el entorno de Viera por su protagonismo como referente de Rubalcaba en Sevilla. Le avalaba además tener detrás uno de los mayores respaldos orgánicos del partido. Su agrupación, Nervión San Pablo, y, en mayor o menor medida, hasta otras siete direcciones de la capital, más algunos municipios. Pero en su contra jugaba su abierto enfrentamiento con la número dos del PSOE-A, que ya le obligó a dejar el Ayuntamiento al ser rechazado el proyecto de que fuera él el relevo de Alfredo Sánchez Monteseirín. Su nombre debía estar entre los que le correspondían al entorno de Viera, que tenía asignados el 3 y el 9. Como el tres era para Caballos, a él le quedaba el nueve, un puesto demasiado retrasado para lo que representaba, y que fue uno de los motivos de la ruptura de las negociaciones.  


Carmelo Gómez lleva años siendo uno de los referentes de Susana Díaz en la capital, aunque en un segundo plano orgánico e institucional por conflictos internos y por su brusca salida del Ayuntamiento. Pero, sin embargo, no dirige una agrupación ni tiene un respaldo orgánico consolidado que intentó lograr con una moción de censura en la agrupación Macarena que detuvo la dirección provincial. Sí tiene en cambio un grupo articulado con representantes en distintas agrupaciones, aunque sólo controla una: San Jerónimo. Fuera de la provincia no tiene apoyos. Pero eso sí es miembro de la ejecutiva provincial y es la persona en la que Susana Díaz ha confiado sus últimas negociaciones. Su entorno asegura que entró en la lista a última hora. Él era el negociador y peleó por los números, logró el 5 y el 7. Uno para José Muñoz, y otro para el nombre que pusiera Susana Díaz, que inicialmente le correspondía a Miguel Ángel Vázquez, petición expresa de Griñán o a Antonio Maestre. Pero no fue así. A última hora, él se quedó con el 7.


Este reparto de números fue clave, y no tanto por el nombre de Carmelo Gómez, como por el número que la dirección regional estaba dispuesta a conceder a Celis. Ambos, al igual que sus entornos, acabaron la jornada del lunes en el 7 y en el 9. Y no fue hasta la tarde de ayer cuando vieron cómo se alteraban los números.  El origen de todo está en una decisión de última hora del propio Griñán presionado por la situación de otras provincias, y según algunas fuentes, por el Federal. Entró en una negociación que su número dos daba por zanjada tras su maratoniana reunión en Madrid para cerrar un acuerdo. Y pidió cambios en la lista de Sevilla. Díaz realizó su concesión, la salida de Carmelo Gómez, pero también impuso a Verónica Pérez por encima de Carmen Tovar. La delegada de la Junta era ayer víctima fácil. Su nombre era una petición de Viera, ya dimitido, y representaba a un sector que ha acabado quedándose fuera. Con el acuerdo alcanzado en otras provincias, esto queda ya como un conflicto menor, un malestar aislado. Hasta el 26 de marzo.

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