Al menos 168 personas murieron en las últimas horas en una serie de aludes e inundaciones en el norte de Filipinas, región asolada desde hace dos semanas por una tormenta tropical y un tifón, indicaron ayer fuentes oficiales.
La mayor parte de las víctimas, un total de 120, fallecieron sepultadas en La Trinidad, una pequeña aldea de la provincia de Benguet, a 210 kilómetros al norte de Manila, donde casi la totalidad del centenar de chabolas que la formaban fueron engullidas por el barro o se derrumbaron por las copiosas lluvias que se registraron , dijo el gobernador provincial, Néstor Fongwa. Las lluvias afectaron a gran parte de la meseta central de Luzón, destruyendo las escasas infraestructuras, bloqueando carreteras e inundando los arrozales, el sustento básico de la población.