Cultura

César Antonio Molina: "Salí de la política por la puerta grande y a hombros"

el 22 nov 2009 / 21:30 h.

El ex ministro César Antonio Molina posa delante de las casetillas de la Feria del Libro Antiguo y de Ocasión de Sevilla.

–Hay quien da la vuelta al mundo para aprender que donde mejor se está es en casa. ¿Qué le han enseñado sus viajes?

–Que mi casa está en muchos lugares, y que en todos me he encontrado casi tan bien como en propia casa, o al menos sentirme libre de cualquier mal.

–Sus itinerarios están llenos de referencias a la literatura, el arte, la Historia... ¿Es eso lo que diferencia al viajero del turista?

–En eso pasa como con la alfabetización. Hoy, afortunadamente, todo el mundo sabe leer y escribir en nuestro país, pero muchos son incapaces de interpretar lo que leen. Eso le pasa al turista, puede moverse mucho, ir adonde quiera, pero no sabe qué hacer ni a qué va.

–¿Ha encontrado buenos lectores entre los políticos?

–Hay de todo. Lo que pasa es que el político debería ser el ejemplo de lo mejor de los conciudadanos, y no todos representan ese ejemplo. Pero Alfonso Guerra es un gran lector, además de un gran amigo, una persona de una cultura y una racionalidad que ojalá tuvieran todos los políticos. Hace muchísimos años que nos vemos solo para hablar de literatura, de exposiciones... Le tengo un gran afecto y respeto. También Felipe [González], a su manera, lo es.

–¿Por qué muchos tienen la sensación de que en su etapa de ministro tuvo una relación difícil con Andalucía?

–Mire, uno de mis defectos ha sido siempre ser equitativo, repartir bien el presupuesto y hacer bien las cosas, pero como siempre hay gente que sólo tira para lo suyo. Aquí teníamos muchísimos proyectos que espero que continúen, pero estoy muy orgulloso de haber favorecido a esta ciudad en todo lo que he podido, y a Andalucía. No en vano, le debo mi apellido a un bisabuelo que vino de Almería, y yo cuido esos sentimientos

–Me refería a la sensación de que su predecesora, Carmen Calvo, dio por aprobadas acciones que luego durante su mandato no se efectuaron...

–Bueno, cada uno tiene que defender su política, y la mía creo que esta muy clara. En dos años hicimos lo que nadie había hecho en más. Y si hubiéramos seguido, habríamos hecho muchísimo más. Estoy muy satisfecho de lo que se hizo aquí, dentro de –insisto– lo equitativo. Por ejemplo Galicia no había recibido un duro durante años y años de subvenciones del Ministerio de Cultura, ¡pero nada! Un ministro puede ser de un sitio, pero es un ministro de España.

–Defiende que su relación fue, pues, buena con la Junta.

–Nunca tuve ningún problema, siempre me he sentido muy bien en esta tierra. Lo que pasa es que el Ministerio de Cultura tiene un patrimonio muy escaso, y hay que repartirlo bien y sin hacer conflictos de ello. Pero todo el mundo sabe que cuidar a Sevilla y Andalucía es también cuidar la imagen de España en el mundo, por eso hicimos cantidad de cosas aquí.

–¿Descarta su vuelta a la política? ¿Nunca máis?

–Antes de la política yo era una persona creo que respetable e importante en el mundo de la Cultura, y lo sigo siendo. Para mí la política ha sido un servicio público a mis conciudadanos, de una manera generosa, y ya está. No soy un político profesional, pero creo que además los mejores profesionales de cada materia deberían pasar en algún momento de su vida por la política. Me gustan menos esos profesionales de la política que luego no tienen ni adonde ir.

–Le criticaron por seguir publicando siendo ministro.

–Azaña siguió publicando sus libros y estrenando sus obras siendo ministro y presidente de la República, y Valera en los cargos que ocupó, y en Francia nadie le pedía a Malraux que dejara de publicar siendo ministro. Ya digo que llevo toda la vida haciendo esto: ya era profesor, doctor, había sido director adjunto de un montón de revistas, había dirigido durante casi una década el Círculo de Bellas Arte, había dirigido el Cervantes... Pocos currículos en el mundo de la cultura como el mío. Seguiré mi camino. Entrar en la política es fácil; salir bien es difícil. Torear es fácil, el problema es salir a mantazo limpio, o por la puerta grande y a hombros, como yo he salido. Pocos ministros pueden decir lo mismo.

–Rosa Regás anuncia que está escribiendo una novela titulada Asesinato en la Biblioteca Nacional. ¿Podrán arreglar sus diferencias con un café?

–No voy a hablar de eso. No le voy a hacer propaganda.

–¿Dejó el Instituto Cervantes en buenas manos?

–Tampoco voy a hablar de eso. El Cervantes es una institución maravillosa donde trabajé mucho, abrimos 25 centros en todo el mundo y dejé encaminados los últimos... Y nada más. Como todas las instituciones, tienen su camino, y mejores y peores épocas.

  • 1