Como nunca antes, el candidato a la presidencia de la Junta, Manuel Chaves, que será investido hoy, arrancó la legislatura con un apretado y exigente programa de gobierno. Su intervención resultó demoledora por el nivel de compromisos adquiridos en sede parlamentaria. No fue un discurso de investidura al uso, no perdió un minuto en la glosa vacua de las potencialidades de Andalucía sino que fue directamente y al grano detallando cada uno de los compromisos de Gobierno, con firma y fecha. Parece comenzar su sexto mandato con más fuerza que nunca y poniéndole el listón muy alto a su futuro gobierno, que tomará posesión muy exigido por la palabra dada por el propio presidente.
Además de la innegable fortaleza política que le otorga comprometer plazos para toda una agenda de gobierno -recogida en el programa electoral del PSOE- su discurso tuvo un valor añadido: habló, como se suele reclamar desde la retórica periodística y política, de las cosas que le preocupan e interesan a los ciudadanos. Con los pies pegados a la tierra, puso distancia de por medio con la legislatura pasada, en la que el trabajo estuvo condicionado por la reforma del Estatuto andaluz y cargada, por lo tanto, de una labor parlametaria fría y de difícil conexión con la ciudadanía. La primera andanada de política real tiene su fecha de caducidad antes de finalizar 2008: medicinas gratis para los bebés de hasta un año, libros de texto sin coste, incremento de las ayudas a las pensiones más bajas, 300 euros de complemento para los Erasmus andaluces o dentista para las embarazadas. A la vez, se comprometió Chaves a ir desarrollando -con una calendario tasado- los compromisos de mayor calado: 100.000 VPO y derecho a una vivienda garantizado por ley, las rebajas fiscales, las 100.000 plazas de guardería u otras no menores en materia de empleo y dependencia.
Fue una intervención muy completa. Tras recordar que las urnas han puesto a cada uno en su sitio de nuevo y desde una cómoda mayoría absoluta, no dejó a la vez el candidato socialista de ofrecer pactos a la oposición, como el nombramiento del director general de la RTVA, la financiación o la deuda histórica. El alegato político de Chaves fue de envergadura y su nivel de compromiso mucho más exigente, detallado y riguroso que en legislaturas anteriores. Ahora le queda la segunda parte: cumplir con la palabra dada. Por lo visto ayer, Chaves afronta los cuatro años venideros con ímpetu renovado.
