La muerte del número dos de las FARC, Raúl Reyes, y, sobre todo, cómo se llevó a cabo la operación, desató ayer una guerra abierta entre Venezuela y Colombia. El presidente venezolano, Hugo Chávez, ordenó el cierre de su embajada en Bogotá, al igual que hizo Ecuador, y envió al Ejército a la frontera.
Chávez ordenó la movilización de diez batallones militares a la frontera como reacción a lo que consideró el "cobarde asesinato" del dirigente de las FARC por fuerzas militares colombianas en territorio de Ecuador. El presidente venezolano, que calificó a su homólogo colombiano, Álvaro Uribe, de "criminal" y de dirigir un "narcogobierno", dijo que estas medidas se tomaron en apoyo al presidente de Ecuador, Rafael Correa.
"Que se vengan todos los funcionarios [diplomáticos venezolanos en Colombia]. ¡Estamos en alerta y apoyaremos al Ecuador en cualquier circunstancia!", declaró el gobernante de Venezuela, un país que comparte con Colombia 2.219 kilómetros de frontera terrestre. Chávez relató que tras varias conversaciones con Correa llegaron a la conclusión de que Bogotá "mintió" en su explicación oficial a Ecuador sobre las circunstancias de la muerte del segundo hombre de las FARC y de otros 16 guerrilleros.
Seguidamente, Ecuador anunció que retiraba "de inmediato" a su embajador en Bogotá por "transgredir" su soberanía tras matar el ejército de Colombia en territorio ecuatoriano a Reyes.
La decisión de Ecuador se produce tras conocer un comunicado del Gobierno de Colombia en el que Bogotá negó que violara la soberanía ecuatoriana en la operación, en la que, además de Reyes, murieron otros 17 guerrilleros. Las autoridades ecuatorianas, tras sopesar los datos, consideran que la acción militar adoptada por Colombia supone toda una "bofetada en la cara".
El Ejército de Colombia realizó el pasado sábado bombardeos y un ataque militar en la frontera con Ecuador para acabar con Reyes en un campamento de la guerrilla. Tras conocerse la noticia, Chávez se apresuró a criticar a Colombia, antes incluso que el presidente ecuatoriano, Rafael Correa, y aseguró que si Bogotá hacía lo mismo en Venezuela sería motivo de guerra.
