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Cielo abierto... o tempestad

Cuando se presenta una ocasión propicia para lograr lo que uno desea o salir de un apuro, se dice que la persona 've el cielo abierto'. Y esto es lo que ocurre en el caso del Sevilla, que recibe a un Recreativo también en horas bajas ante el que sólo vale ganar si no quiere adentrarse en una tempestad. Foto: Juanma Rodríguez.

el 15 sep 2009 / 18:04 h.

Cuando se presenta una ocasión propicia para lograr lo que uno desea o salir de un apuro, se dice que la persona 've el cielo abierto'. Y esto es lo que ocurre en el caso del Sevilla, que recibe a un Recreativo también en horas bajas ante el que sólo vale ganar si no quiere adentrarse en una tempestad.

La expresión tiene su origen en el martirio de San Esteban, cuando éste, mientras era lapidado, levantó la cabeza, abrió los ojos y exclamó: "Veo los cielos abiertos y al Hijo del Hombre, que está en pie a la derecha de Dios". Según los Hechos de los Apóstoles, San Esteban, considerado el primer mártir del Cristianismo, fue condenado a la pena capital por el Sanedrín (consejo de los judíos donde se trataban asuntos religiosos y de Estado) tras someterle a juicio y acusarle de blasfemar contra Dios y Moisés.

Lejos del misticismo con el que de San Esteban la empleó, dicha expresión suele ser utilizada en caso de apuro, y podría aplicarse perfectamente a un equipo llamado Sevilla FC. Ver el cielo abierto es lo que hará si gana esta tarde y, con ello, pone fin a una preocupante racha de cuatro derrotas consecutivas. Hace sólo unas semanas, este equipo hacía historia por sus excelentes registros: victorias seguidas, partidos sin encajar... Jugaría mejor o peor, al gusto de cada uno, pero sus números eran irrefutables. Ahora, la dinámica es muy distinta: pierde, lo hace frente a rivales teóricamente inferiores -incluso de Segunda B- y brilla por su fragilidad y mal juego.

La razón de este brusco cambio no reside exclusivamente en las lesiones ni en la dirección de Manolo Jiménez, sino en un conjunto de circunstancias en el que evidentemente también están incluidas esas dos. Afrontar el tramo del calendario -partidos Liga, UEFA y Copa- con un grupo de futbolistas que apenas está teniendo respiro no es fácil. Tampoco la labor del entrenador, que ha pasado de tener un equipo intratable a ver cómo se desmorona sin dificultad. Sus decisiones, antes y durante los partidos, siempre influyen y, por supuesto, tiene una gran cuota de responsabilidad, pero no la culpa de que Konko intente hacer un caño cerca del área, pierda el balón y cueste un gol; o de que Maresca, Renato y Romaric regalen los balones que no perdieron en las siete primeras jornadas; o, sin ir más lejos, de quedarse sin delanteros.

Jiménez, que esta semana ha tenido un breve pero inédito y a la vez significativo cruce de palabras con su presidente, se encuentra ante una difícil papeleta. Perder por quinta vez sería adentrarse en una verdadera tempestad. Hasta ahora, el propio club se ha encargado de defender a capa y espada su capacidad para estar al frente del proyecto, pero esta afición, a la que se le habla de Champions y hasta de Liga, lleva mucho tiempo sin ver una racha peor a la actual. Por eso, todo lo que no sea ganar hoy supondría dar un paso atrás en muchos aspectos: aspiraciones del equipo, ilusión del sevillismo, credibilidad del técnico...

No queda otra, por tanto, que superar al Recreativo. Y habrá que hacerlo sin el sancionado Luis Fabiano, cuyo puesto en el once titular será ocupado, salvo sorpresa, por otro de los grandes esperados: Kanouté. ¿Será él la solución? Hace poco también se aguardaba con expectación el regreso del brasileño, pero ni su aportación ha sido la esperada ni el juego del equipo le benefició. También vuelve Diego Capel tras un mes de baja por lesión. La presencia de estos dos determinantes futbolistas debe contribuir a que el Sevilla vea el cielo abierto tras dos semanas de sinsabores y, de paso, a que la figura de Jiménez no se tambalee.

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