El alcalde, Juan Ignacio Zoido, ayer ante una maqueta del Patronato.
Cien años después, la vivienda social sigue siendo uno de los grandes problemas de la ciudad, con la diferencia de que entonces nació una institución que fue capaz de levantar 13.000 hogares para nada menos que 200.000 obreros sevillanos. Los Pajaritos, San Jerónimo, La Candelaria, El Porvenir, Amate... La Real Fundación Patronato de la Vivienda de Sevilla, bautizada como de las Casas Baratas, celebra su centenario intentando reivindicar su papel y reabriendo el debate sobre qué se puede hacer sin suelo ni financiación para acabar con una «desazón invariable» con el tiempo: la del que no tiene un techo. El Patronato busca nuevas ideas y ofrece su larga experiencia.
Para ello, organizó el primer Congreso Nacional sobre Vivienda Social los días 14 y 15 de marzo y ayer abrió una exposición que estará en el Logia del Ayuntamiento hasta el próximo día 22 con fotografías y maquetas de sus obras. Los patronos, el vicario general de la Diócesis, Teodoro León, y representantes de todos los ámbitos de la sociedad (arquitectos, notarios, empresarios...) asistieron ayer a un acto en el que el alcalde, Juan Ignacio Zoido, defendió que «todos» tienen que poner de su parte para acabar con el problema del acceso a la vivienda que afecta a «miles de sevillanos». «Tenemos que renovar el espíritu del Patronato», dijo el regidor tras mostrar su «admiración y aprecio» por los trabajadores del Patronato «que todo lo hicieron con gratuidad, sin cobrar una dieta». Miguel Pérez Jiménez, de 101 años, presente en el Salón Colón del Ayuntamiento, fue la diana de los elogios del Juan Ignacio Zoido, que brindó su homenaje y agradecimiento.
«No queremos medallas ni protagonismo, sólo ayudar», defendió Ignacio Montaner, comisario de la exposición, mientras que el presidente de la comisión permanente del Patronato, Miguel Bermudo, insistió en que la falta de vivienda social ha sido el gran problema a resolver en Sevilla desde el último tercio del siglo XIX hasta finales del XX.
El 22 de diciembre de 1913 se formalizó la creación del Patronato de las Casas Baratas, con un capital de 100.000 de las antiguas pesetas. Fue fundada por el rey don Alfonso XIII, sensibilizado por el entonces alcalde de Sevilla (tres veces alcalde) Antonio Halcón y Vinent, Conde de Halcón, ante la falta de viviendas para familias obreras.
La primera actuación fueron 74 viviendas para obreros en El Porvenir, con parvulario y huertas. El rey Alfonso XIII las inauguró en 1915. Hoy ya no existen. En los años 70 se demolieron ante su mal estado y a los inquilinos se les proporcionó viviendas en otras zonas, como la Huerta del Carmen y la Macarena. Después, hacia 1928, levantaron un edificio (que aún existe) en la avenida de los Teatinos, en el Tiro de Línea, con 28 viviendas de alquiler.
Tras la resaca de la Expo Iberoamericana de 1929 el Patronato entró en un periodo de inactividad. La dictadura de Primo de Rivera, la república, la guerra civil y los años de la autarquía limitaron la actividad del Patronato, que sólo administró viviendas en alquiler. Pero el ciclo cambió con los años 50. Entonces empieza su etapa más fructífera.
Hay que esperar hasta el año 1954 en que nuevamente el Conde de Halcón, viendo cómo se iba incrementando la falta de viviendas de forma alarmante, impulsa la renovación y reactivación del Patronato. Nacieron la Candelaria (1954-1956), Nazaret y Los Pajaritos (1959-1960), San Jerónimo (1961), Pío XII (1956-1959), Huerta del Carmen (1960), la Macarena, Torreblanca (1962)... barriadas que hoy, por lo general, están en muy mal estado por los efectos del paso del tiempo.
La exposición que estará abierta hasta el día 22 en el Consistorio muestra el origen de muchos barrios de Sevilla
En estos barrios (de la capital y también la provincia, como el de los Toreros de Alcalá de Guadaíra) no sólo se construyeron pisos, sino también lo que hoy son equipamientos: colegios, guarderías, iglesias... No hay que olvidar que el germen del Patronato es la Iglesia Diocesana y el propio Ayuntamiento. Además, contribuyó a eliminar núcleos chabolistas en los años 60 (incluso del de Perdigones en 2001) y adjudicó casas a damnificados por la riada del Tamarguillo. El cardenal Bueno Monreal y Mariano Pérez de Ayala, entre otros, fueron claves en la labor de la Fundación que, hoy, tiene una actividad limitada.
Su última actuación es una promoción de 14 viviendas sociales en Amate en 2009. «Vendemos con precios por debajo del módulo de vivienda de protección oficial y muchas personas no pueden pagarlas. Por eso las últimas promociones fueron financiadas con fondos propios y sobrevivimos con la venta de garajes y locales», comentó Miguel Bermudo
