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Un 1 de mayo entre la necesidad de rebelión y el creciente hastío

Miles de sevillanos recorren el Centro convencidos de los motivos para manifestarse pero no tanto de los compañeros de protesta. Los sindicatos reivindican su papel ante la crisis de credibilidad.

el 01 may 2013 / 11:54 h.

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La manifestación del 1 de mayo llega a la Plaza de San Francisco. / J.M. Paisano (ATESE) La manifestación del 1 de mayo llega a la Plaza de San Francisco. / J.M. Paisano (ATESE) María es licenciada en Psicología, tiene 26 años y tras “estar explotada” seis meses como monitora escolar, forma parte de ese 50% de jóvenes parados sin perspectiva de futuro. Su novio, Cayetano, tiene 29 años y sí trabaja pero curiosamente es quien la convenció para acudir ayer a la manifestación del 1 de mayo “por los parados, porque a nosotros nos han bajado el sueldo y no estamos bien pero...”. “Que no están bien dice, es que me hace mucha gracia, si ellos no están bien...”, le interrumpe María. Y entre ambos se reproduce el debate que tuvieron en casa para decidir si acudían a una movilización que transcurrió sin incidentes y aglutinó a 10.000 sevillanos –75.000 en Andalucía– según los sindicatos y 5.500 según la Policía (27.000 en total). “Mi argumento es que estar en casa es lo más fácil y no vale para nada, probablemente esto tampoco pero en casa seguro que no”, dice Cayetano. “Yel mío –contraataca María– es que con esto le haces el juego a los sindicatos y yo soy anti sindicatos y la prueba es que aquí no están los parados, todos los que van con las banderitas son de ellos. Creo que son necesarios pero no como funcionan, no hacen lo suficiente, podrían hacer mucho más, y no lo hacen porque bajo cuerda reciben mucho dinero. No tiene sentido que quien debe hacer frente al Gobierno cobre de ellos”. En este punto Cayetano asiente y defiende que “deberían financiarse con los afiliados, sin subvenciones” –con el mismo discurso, jóvenes del Sindicato de Estudiantes vendían entre los manifestantes papeletas para una rifa con la que autofinanciarse–. Mientras, María se va encendiendo: “Y menos mal que tenemos a los medios para enterarnos de las cosas, la pancarta de los periodistas –Por un periodismo que defienda la verdad. Por el empleo de los periodistas en condiciones dignas, rezaba la de la Asociación de la Prensa– es la única con la que estoy de acuerdo”, alega, antes de concluir con un “qué a gusto me estoy quedando”. manifestacion-sevilla-mayo manifestacion-sevilla-mayo-jove Esa ambivalencia entre la necesidad de protestar y rebelarse contra los recortes –económicos, sociales y de derechos– y el rechazo a hacerlo de la mano de unas organizaciones sindicales arrasadas por la misma crisis de credibilidad que los partidos, las instituciones (de la justicia a la Monarquía) y también los medios de comunicación, flotaba ayer en el ambiente. Los líderes sindicales, conscientes de ello, trataron de combatirla y reivindicarse. Por eso, lo primero que hicieron al subir al estrado en la Plaza de San Francisco –donde confluyeron tres marchas que arrancaron del Prado, la Barqueta y Plaza de Armas (alguno confudió la cabecera de la marcha con la cola del cásting para el programa de El número uno que se celebrará en el hotel NH)– fue mostrarse satisfechos y felicitar a los sevillanos por su respuesta frente a “los que decían que íbamos a quedarnos solos”, subrayó Juan Antonio Gilabert (UGT). “Pese a quien pese, el 1 de mayo es el día de la solidaridad internacional, en el que se reivindica la justicia social y la reivindicamos los que siempre lo hemos hecho, los trabajadores. Claro que somos molestos y estamos orgullosos de serlo”, añadió Alfonso Vidán (CCOO). Sus palabras –también intervino Pepi García, de la federación provincial de Ampas como portavoz de la Plataforma Compromiso Social por el Progreso de Sevilla– fueron acogidas entre aplausos y algún que otro comentario escéptico; debates improvisados sobre la desmovilización –“el pueblo está muy callado, si llega a ser una manifestación por el Betis...”–;y llamadas a recrudecer las protestas. Las gritos de “huelga general” de las Juventudes Comunistas se hicieron oír especialmente hasta obligar a Gilabert a responder que “las huelgas generales las convocamos cuando lo consideramos conveniente”. Lucha por tus derechos. No tienen límite fue el lema de una marcha en la que se hicieron visibles muchos colectivos de servicios públicos, como los profesores por la escuela pública con sus camisetas verdes, los profesionales sanitarios o los trabajadores municipales (los portavoces de PSOE e IU en el Ayuntamiento, Juan Espadas y Antonio Rodrigo Torrijos, participaron en la manifestación junto a otros ediles). También empresas con conflictos abiertos como la cafetería del aeropuerto, del grupo Abades –la plantilla lleva 42 días en huelga– o la hacienda La Boticaria. Pero pese a que los líderes sindicales recordaron “la dureza contra los trabajadores de la provincia” de empresas a la fuga como Saimaza, Danone o Roca, se echaron en falta las pancartas habituales de las grandes industrias, quizás porque ya no quedan. Y aunque predominaron los gritos de “Rajoy dimite, el pueblo no te admite” o “Esto nos pasa por un Goberno facha”, hubo también pancartas críticas con la Junta de Andalucía, como las de los trabajadores del sector de la dependencia por los impagos del Ejecutivo andaluz. O simplemente, carteles “contra los recortes, vengan de donde vengan”. Y como el 1 de mayo no es solo el Día Internacional del Trabajo sino también el inicio del mes de las Cruces, tampoco faltó ayer al paso de la marcha por Reyes Católicos una Cruz de Mayo procesionando por la calle Bobby Deglané a los sones de Saeta. No fue el único palo flamenco presente. Los tradicionales discursos sindicales fueron precedidos de un cante por fandangos y martinetes de Manuel Gerena –no solo los cantautores son de izquierdas–, acompañado al toque por Manuel Molina. Justo cuando los manifestantes empezaban a llegar a la Plaza Nueva, un camarero colocaba avispadamente un cartel de “Restaurante a 50 metros” en la esquina del Banesto, decorado por el Partido SAIN con carteles de El paro mata, la banca gana. Lástima que haya 300.000 parados en la provincia, 130.000 de ellos sin cobrar ya ninguna prestación. Si no, hasta una manifestación sería en una buena oportunidad de generar riqueza. Lejos del centro, el Bloque Crítico optó por hacer oír su voz en los barrios más humildes de la ciudad, en una marcha del Cerro al Polígono de San Pablo, en la que participaron colectivos antidesahucios, Izquierda Alternativa o el Sindicato Andaluz de Trabajadores (SAT).

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