La vista cansada o presbicia afecta, en mayor o menor medida, a toda la población mayor de los 40 años. Una afección que se puede subsanar, desde hace relativamente poco, con una cirugía de apenas diez minutos de duración y consiste en el implante de microlentes que, además, son reversibles en caso de que no se obtengan resultados. Este tipo intervención fue el gran atractivo del XIV Sevilla Refractiva, al que acudieron 460 oftalmólogos de España y del extranjero (Argentina, Venezuela,Bélgica), ya que, por primera vez en el mundo, se retransmitió la operación en directo.
La operación fue realizada por el doctor José Manuel Vargas, de Venezuela, y el sevillano Julián Cezón, oftalmólogo de la clínica oftalmológica Cimo. Esta tecnología, que se empezó a aplicar hace sólo dos años y que consiste en la colocación de un implante de sólo tres milímetros con la ayuda de un láser especial, se ha practicado a unas 80.000 personas, con un porcentaje de éxito del 93%, según explicó Cezón, que aclaró que el resto, que no estaban contentos porque no colmó sus expectativas, se les retiró el implante. Y es que el oftalmólogo sevillano destacó que la ventaja de esa cirugía es que, a diferencia de intervenciones más tradicionales, es reversible.
En su catorce edición, el congreso tiene como objetivo presentar las técnicas más novedosas para la mejora de la visión, analizando y poniendo en práctica los últimos avances en cirugía de córnea, cirugía refractiva y cataratas de la mano de sus descubridores. Se trataron temas novedosos como las lentes intraoculares de última generación y plataformas quirúrgicas diversas.
El doctor Cezón indicó que, a pesar de ser técnicas «superdesarrolladas», la sociedad en general «no debe hacerse la idea de que la cirugía láser es algo tan sencillo como hacerse un piercing». Al hilo de ello, recomendó que quién quiera operarse de la vista «sepa elegir bien el centro donde se va a operar».
También indicó que existe una cierta tendencia generalizada a descuidar la vista, algo que también ocurre con Andalucía. «Cuando van a la playa, la gente se protege la piel con cremas solares, pero se compra gafas en el mercadillo», recalca, que añadió que de este desconocimiento también es culpable la falta de difusión de las autoridades sanitarias y los colegios médicos.
