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Clinton aceptaría ser la número dos de Obama en la Casa Blanca

Ayer fue un día duro para Hillary Clinton. Mientras los demócratas votaban en las últimas primarias, las de Montana y Dakota del sur, los rumores sobre una posible renuncia cobraban fuerza. A última hora, legisladores cercanos a la senadora confirmaron que, por el bien del partido, Clinton estaría dispuesta a ser vicepresidenta de Obama. Foto: EFE.

el 15 sep 2009 / 05:53 h.

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Ayer fue un día duro para Hillary Clinton. Mientras los demócratas votaban en las últimas primarias, las de Montana y Dakota del sur, los rumores sobre una posible renuncia cobraban fuerza. A última hora, legisladores cercanos a la senadora confirmaron que, por el bien del partido, Clinton estaría dispuesta a ser vicepresidenta de Obama.

La senadora por Nueva York, que llegó a las primarias hace cinco meses con perspectivas de ser la candidata demócrata a la Casa Blanca, se ha resistido en todo momento a tirar la toalla. Sin embargo, ayer, mientras se celebraban en Dakota del sur y Montana las últimas votaciones, los rumores sobre su renuncia iban a más. Por la noche, fuentes cercanas a la mujer del ex presidente Bill Clinton aseguraron que está dispuesta a ir de vicepresidenta de su rival, Barack Obama, si ello ayuda a unir al partido.

Clinton hizo estas afirmaciones durante una teleconferencia con legisladores por Nueva York, según las fuentes. Las declaraciones se produjeron mientras Obama recibía el apoyo de cada vez más superdelegados, entre ellos Jimmy Carter, según confirmó la oficina del ex presidente. El congresista Charles Rangel, uno de los legisladores por Nueva York, manifestó a la cadena de televisión CNN que tiene "buenas razones para creer" que la senadora aceptaría el puesto de número dos. Al cierre de esta edición, no había noticias de que Obama le hubiera ofrecido el cargo.

Las mismas fuentes llegaron a decir que Bill Clinton ha estado, durante las últimas dos semanas, intentando convencer a su esposa de que se ofrezca para la vicepresidencia. Paralelamente, un consejero de la senadora aseguró que Clinton hará "cualquier cosa" para llevar al Partido Demócrata al poder.

Horas antes de ver la luz esta información, la representante del partido por Nueva York pidió a sus principales donantes y partidarios que la acompañaran en un mitin en Manhattan, lo que llevó a algunos a aventurar que allí pronunciaría su discurso de despedida. Pero Terry McAuliffe, el director de la campaña de Clinton, dijo que "absolutamente no" declararía su derrota tan pronto.

Barack Obama, mientras tanto, seguía recaudando apoyos entre la élite del partido. El senador dijo estar ayer a sólo 39 delegados de alcanzar la cifra mágica de 2.118, número que se revisó al alza el sábado tras la decisión del partido de incluir a los delegados de Florida y Michigan, penalizados inicialmente sin representación por adelantar la fecha de sus primarias. Obama partía como favorito para las primarias en Montana y Dakota del Sur, donde sólo había 31 delegados en juego. La campaña del senador espera una avalancha de apoyos entre los superdelegados, personalidades y funcionarios electos del partido. Según su círculo más próximo, durante los próximos días lo consagrarán como el candidato.

Los superdelegados. Esos superdelegados, un club integrado por 800 miembros, tienen una importancia clave este año, ya que ninguno de los contendientes por la candidatura demócrata ha obtenido suficiente respaldo en las urnas para alzarse victorioso. Su voto no está comprometido, por lo que, teóricamente, podrían cambiar de parecer cuando se realice la votación formal en la convención, un recurso que parecía contemplar Clinton durante los últimos días.

Pero medios y analistas insisten en que la carrera ha tocado fin y confían en que la senadora opte por una salida elegante. "Esto está llegando al final", dijo a Efe Erwin Hargrove, profesor de la Universidad Vanderbilt, quien afirmó que está "claro ya" que Clinton no puede ganar.

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