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"Competimos con el textil chino al comprar en los mismos mercados"

Es director gerente de Almacenes Arias, grupo textil sevillano que ya va por la tercera generación y busca hacer atractivas al cliente las tiendas tradicionales.

el 03 sep 2011 / 20:19 h.

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Enrique Arias está al frente de la tercera generación de Almacenes Arias, que tiene sus oficinas en el Polígono Aeropuerto de la capital.

El mismo Amancio Ortega, propietario de Zara, le vendía batas de señora a su padre. Hoy, Enrique Arias García (Sevilla, 1970) representa la tercera generación de la histórica Almacenes Arias. Licenciado en Derecho, compaginó sus estudios con el trabajo en la empresa familiar, a la que llegó con 17 años. Es, además, presidente de la asociación de comerciantes del Centro y vicepresidente de Velázquez por Sevilla. Delegar es el secreto para poder llevarlo todo adelante.

-Almacenes Arias es de los pocos reductos textiles nacionales que quedan en el Polígono Aeropuerto, que parece más chino que sevillano...

-Esto parece Chinatown. Hay una evolución natural del siglo pasado, cuando todo eran comercializadores españoles, a la situación actual, donde una gran mayoría son asiáticos. Este polígono, que se creó en los 90, era totalmente español -había unas 300 empresas- y ahora es en su mayoría chino. Solo quedan siete u ocho españoles.

-Frente al cierre de comercios tradicionales, proliferan grandes tiendas textiles asiáticas...

-En el centro no se está produciendo eso, sí en los barrios. Solo hay un gran chino en Puente y Pellón, pero no en Tetuán, Sierpes, Cuna... ¿por qué? Porque el chino tiene un mercado de segunda línea, de barrio. Están cambiando el concepto, antes eran tiendas con precios baratos y sin calidad, y ahora intentan trabajar otras fórmulas.

-¿Cómo se puede competir con ese tipo de negocios?

-Los chinos también tienen su pequeño problema. Hay gente que discrimina y no compra por la mala calidad. Se compite comprando en los mismos mercados que compran ellos. Una empresa que quiera triunfar tiene que ir a China, Turquía, Indonesia o, si no puede, a mercados intermedios de la UE como Italia, Francia... Comprando allí el producto medio, no el barato, creo que da margen para competir. Los chinos tampoco tienen los canales de distribución que tiene el operador tradicional.

-Almacenes Arias, seis décadas de historia. ¿Cómo se inicia?

-Empieza mi abuelo, que viene a Sevilla antes de la Guerra Civil. Él era malagueño, de Almayate, y sus padres eran campesinos. Empieza con un Libro de Dita -daba mercancía a crédito a determinadas personas que le iban pagando poco a poco sin necesidad de establecimiento comercial-. Se hacía mucho en aquella época y se vendía como un negocio. Abre una habitación en Argote de Molina en el 42, luego en Lineros y se queda con un local en Puente y Pellón que abre en 1958.

-¿Cómo se logra sobrevivir después de ver a negocios similares caer unos detrás de otros?

-Los negocios de la época eran Siete Puertas, Peyré, Almacenes Vázquez... De esos no queda ninguno, solo La Innovación. Sobrevivimos porque somos una tercera generación bien avenida. Hacemos compras no solo nacionales sino que viajamos al extranjero, muchos tejidos vienen de Turquía, China, Indonesia... y porque tenemos un producto que la gente quiere, uniendo precio a calidad.

-¿Cuándo son conscientes de que hay que salir fuera?

-Cuando van desapareciendo los productores españoles. Antes todo se compraba en Barcelona y Comunidad Valenciana y luego te das cuenta de que el que te pretende vender es un simple intermediario y eso es absurdo.

-¿Cuál es la impronta que ha marcado desde que se situó al frente de la empresa?

-El diálogo de todas las partes. Muchos de los fracasos de las terceras generaciones llegan por la falta de diálogo. Tenemos un consejo de familia, donde se toman decisiones consensuadas, donde se habla y se obliga a hablar. Son muchas las historias de grandes competidores que por no hablarse entre ellos, no compartir objetivos, criterios y no aceptar las decisiones se vieron abocados al fracaso más que por la falta de una fórmula comercial.

-El tercer cambio generacional es especialmente delicado.

-Hay un dicho que reza que el primero crea la empresa, el segundo la agranda y el tercero se la carga. Cuando llegamos nos encontramos sin problemas financieros, con proveedores conocidos, con una fórmula comercial, todo un poco hecho. A partir de aquí las terceras generaciones tienden a creer que lo que está hecho es fácil haberlo construido y nada más lejos de la realidad.

-¿Cómo es posible aplicar la innovación en este negocio?

-Intentamos dar a las tiendas tradicionales un nuevo sello. Pasillos amplios, facilidad de acceso a la mercancía, colores coordinados. Yo eso entiendo que es innovación. Comprar en los mercados exteriores los lunares de los trajes de flamenca no se hacía y ahora sí. Cambiar la visión de las tiendas de toda la vida, hacerlas atractivas y unir atención esmerada y servicio profesionalizado.

-¿Líneas de negocio?

-En tejidos y cortinaje somos los mayores de Andalucía (con Galerías Madrid), hemos conseguido una gran marca de trajes de flamenca, Doña Ana, y tenemos Almacenes Arias y Oro Blanco. Estamos metiendo disfraces y uniformes colegiales.

-Diversificando...

-Sí. El mercado nunca sabes cómo funciona. Hace 20 años nos decían que no teníamos futuro porque la gente iba a tender menos a coser porque cada vez eran más baratas las prendas confeccionadas. Pero no ha sido así porque vinieron dos nuevos clientes, el que lo hace por hobby y el mercado del ocio como Feria, semana Santa, carnavales, novias... Hay gente que le gusta confeccionar sus diseños únicos.

-¿Estrategia de futuro?

-En España ha desaparecido mucho tejido comercial y miles de empleos. La noticia positiva es que el que ha resistido está mejor preparado cuando se salga de la crisis. Ha caído el consumo pero también hay menos oferentes, con lo que las ventas se han mantenido en muchos establecimientos.

-¿Los números del grupo?

-Tenemos 22 puntos de venta, la mitad franquiciados, 160 trabajadores y vendemos 1,7 millones de metros de tejido al año.

-¿Fluye ya el crédito?

-Los bancos dan crédito al que no lo necesita. Es un contrasentido. Los bancos americanos compran ideas, en España no es así. El Estado se equivocó dando ayudas a los bancos, que son empresas privadas y si alguna tenía que quebrar, que lo hubiera hecho.

-¿Qué le parecen las nuevas medidas laborales aprobadas?

-Van tarde, aunque en el camino correcto. Los empresarios no quieren un empleo precario, abogamos más por un empleo indefinido pero con despidos ciertos y pactados en la contratación.

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