Economía

Con el liderazgo en las manos... y la presión en los talones

Junto con la búsqueda de sellos de calidad, campo y envasadoras tratan de resolver los elevados costes de recolección y hacer frente a la competencia de los terceros países que comienzan a arrebatar el pastel de EEUU.

el 12 abr 2014 / 22:55 h.

aceitunas-manosLa hermana pequeña –que no pobre– del aceite de oliva, la aceituna de mesa, necesita el mismo impulso que su hermano grande, el llamado oro verde: incrementar el consumo y, sobre todo, las exportaciones. La provincia de Sevilla presume –y con razón– del liderazgo internacional tanto en cosecha como en envasado industrial. Pero se arrastran excedentes y se sucede el arranque de olivos ante la pérdida de rentabilidad, que coincide con una creciente competencia de los países mediterráneos que no pertenecen a la Unión Europea. ¿Qué hacer? Tres claves. La primera atañe al campo: reducir costes en una recolección que requiere mucha mano de obra –los árboles no se pueden varear como sí se hace para el aceite ante el riesgo de que la oliva quede dañada, siendo un producto que entra por los ojos–. La segunda se centra en la industria –incluidas aquí las cooperativas–, y habla de movimientos corporativos, es decir, de una concentración de empresas. Y la última concierne a las dos partes, y habla de más unidad, más promoción y más apuesta por mostrar y vender calidad. Los registros sobre producción de aceituna de mesa suelen diferenciarse mucho unos de otros dependiendo del momento en que es catalogada y de si se trata o no de mercados de origen (los agrarios). Vayamos a la Agencia de Información y Control Alimentario del Ministerio de Agricultura –datos, pues, oficiales– y a la última campaña cerrada (2012-2013). Entradas: 495.400 toneladas (equivaldrían, con matices, a la cosecha), que se añaden a las existencias iniciales (procedentes de recolecciones anteriores) de 344.190. La suma: 839.620. De aquí restamos 303.350 de exportaciones y 224.420 de consumo total interior. El resultado: 311.890 toneladas, que se añaden a la siguiente campaña. Y tal volumen de enlace o stock, según califican unos u otros, se está convirtiendo ya en una constante. No en vano, las cifras provisionales para la actual, 2013-2014, elevan las entradas a 572.000. Por tanto, el ritmo de ventas, especialmente al extranjero, habrá de crecer so pena de no encontrarnos en 2015 con tanta aceituna almacenada como cosechada. ¿Hay margen para crecer en producción o un incremento nos llevaría a excedentes? Responde Antonio de Mora, el director gerente de la Asociación de Exportadores de Industriales de Aceituna de Mesa, cuya sede radica en Sevilla: «Desde hace años este sector arrastra un excedente, que ya puede considerarse estructural, de alrededor de 300.000 toneladas al principio de cada temporada. Esto significa que cualquier cosecha que supere las necesidades de consumo agrava el problema de los excedentes». La patronal agraria Asaja explica que, además de la climatología y la vecería del olivo –en unos años carga más que en otros–, a este volumen de enlace entre campañas se agregan los impredecibles vaivenes de la variedad hojiblanca: dependiendo de cómo esten los precios en origen, no son pocos los agricultores que o bien destinan la producción a aceite –la llevan a almazaras– o a aceituna de mesa –la conducen a plantas de aderezo o entamadoras–. tablasDatos no oficiales barajados por la asociación agraria apuntan al arranque de 6.000 hectáreas de olivares en Sevilla «en el último lustro» porque «el precio no permite lograr la rentabilidad». Su técnico José Vázquez se atreve a apuntar con el dedo acusador hacia los eslabones superiores de la cadena: la industria y las compañías de distribución comercial. Junto con España, los grandes consumidores mundiales de aceituna de mesa son Estados Unidos, Egipto, Turquía, Italia, Siria, Rusia, Argelia, Brasil, Alemania, Irán, Marruecos, Jordania, el Reino Unido y Canadá. Quedémonos un momento aquí. Un informe de la sociedad pública estatal Mercasa detalla que el consumo per cápita nacional dentro del hogar es de 2,3 kilos al año, siendo el gasto por persona de 6,4 euros. En casa se engulle algo menos de la mitad de todo el consumo, que lleva estancado desde 2008 –existe un leve descenso en kilos, mayor en dinero debido al descenso de precios–. Hay margen, pues, para crecer en el territorio nacional y también en el resto del mundo. Contabilizar las exportaciones se realiza con métodos distintos en la Agencia de Información y Control Alimentario y en la Dirección General de Aduanas. La razón: una habla de campañas, la otra de años naturales. Cojamos la fórmula de esta última, que es la que cuenta para Asemesa. Las ventas españolas al extranjero ascendieron a 311.212 toneladas en 2013, con un valor global de 624,68 millones de euros. Y el liderazgo internacional español queda más que palpable en este dato: casi cuatro de cada diez aceitunas que se comen en el mundo proceden de España (39,5 por ciento), con Grecia como el segundo país exportador (14,4), Egipto el tercero (8,9), concluyendo el quinteto Marruecos y Argentina. Es larguísima la nómina de naciones a las que llega la aceituna de mesa española –y que es tanto como decir andaluza pues esta comunidad aporta tres cuartas partes de la cosecha nacional, con 215 empresas especializadas, el 56 por ciento de las existentes en el Estado, según registra la Consejería de Agricultura–. Aunque el conjunto de la Unión Europea es la principal área geográfica en compras –al absorber el 43,4 por ciento de las exportaciones–, lo cierto y verdad es que EEUU es el mayor cliente, con un 22,8 por ciento, al que siguen –y a gran distancia– Italia (9,6 por ciento), Rusia (7,3), Francia (6,9), Portugal (6,9) y Alemania (6,5). Dos paradas. La primera nos conduce a EEUU. Fíjense cómo responde De Mora a la pregunta de cómo evoluciona la rivalidad comercial de los terceros países: «Por un lado, la aceituna española está sufriendo la competencia de países como Egipto o Marruecos, que en estos últimos años han alcanzado un mayor desarrollo industrial; y, por otro, se está observando un crecimiento del mercado basado en productos con preparaciones especiales, segmento en el que destaca Grecia. Todo esto es muy evidente en Estados Unidos, país en el que se ha perdido una importante cuota de mercado al pasar de representar el 70 por ciento de las importaciones hace 20 años al 50 por ciento en la actualidad». Con la segunda vamos a Italia, en cuya demanda aún abundan los graneles. Disparidad de países, infinidad de gustos. Y los rellenos son un fiel reflejo de la intensa labor de I+D+I desplegada para adaptarse al paladar autóctono: a los ya clásicos de anchoa y pimiento, sumamos múltiples tipos de queso, almendra, salmón, ajo, cebolla, limón, naranja o jamón. Y hablando de industria, tratar de confeccionar un ranking de empresas por volumen de producción envasada resulta harto complejo, al tratarse de información que guardan con celo. Los que se elaboran, pues, tan sólo pueden ser aproximados. La consultora Alimarket, una auténtica referencia en los análisis de mercado, incluye en el suyo multitud de anotaciones y matices que precisamente transmiten tal complejidad. El listado para 2011 era encabezado por el grupo de cooperativas Dcoop –con sus marcas propias Acorsa, Alisa y Hojiblanca, pero agregando la de Carbonell, etiqueta de Deoleo que envasaba–, seguido por Agro Sevilla, Ángel Camacho, Aceitunas Guadalquivir y La Española Alimentaria Alcoyana. Junto con las marcas propias aflora un poderío absoluto de las marcas blancas –propiedad de las cadenas comerciales–, y la existencia de un mercado artesanal con la gordal como variedad estrella. Mientras, el campo, con respaldo de la Interprofesional de la Aceituna de Mesa, avanza en la recolección mecanizada, dado que el laboral absorbe actualmente la mitad de los costes del cultivo. En un entorno de creciente competencia internacional, hay que reducir esas manos que ilustran este reportaje.

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