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Conciliar trabajo y familia nos quita el sueño

Compaginar la vida laboral, familiar y personal con las largas jornadas de trabajo nos quita el sueño. Según datos de la Sociedad Española del Sueño (SES), más de la mitad de la población activa duerme menos de siete horas al día, aunque deberían dormir ocho.

el 14 sep 2009 / 21:54 h.

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Compaginar la vida laboral, familiar y personal con las largas jornadas de trabajo nos quita el sueño. Según datos de la Sociedad Española del Sueño (SES), más de la mitad de la población activa duerme menos de siete horas al día, aunque deberían dormir ocho.

Deberíamos dedicar un tercio de la jornada a dormir, pero cada vez es más difícil encontrar tiempo. Los horarios de trabajo, los desplazamientos, las ocupaciones familiares, el cuidado de los hijos y el ocio van restando horas al reposo nocturno, con el consiguiente reflejo en el modo de vida y la salud. Las preocupaciones diarias hacen que una cuarta parte de la población activa tenga trastornos para alcanzar el descanso.

Pero "la carga principal de la conciliación la lleva la mujer", según fuentes de UGT, "que soporta las peores condiciones laborales, un elevado porcentaje de temporalidad y una concentración de contratos a tiempo parcial, sin que sea a libre elección. No hay otra opción y eso implica peor salario".

En estas circunstancias, los españoles duermen casi una hora menos que los europeos. Se da una situación de "insuficiencia de sueño crónica", en opinión de Francisco Javier Puertas, presidente de la SES. Nuestros horarios, según han puesto de manifiesto los expertos, dificultan la conciliación, no favorecen la igualdad, disminuyen la productividad, aumentan la siniestralidad y perjudican la calidad de vida. Cansancio, irritabilidad, estrés o insomnio son algunas de las consecuencias de la falta de conciliación.

Adaptarse a europa.

España es uno de los países europeos con jornadas más rígidas y dilatadas, y uno de los menos productivos. "El trabajo presencial nos lleva al estrés", opina el doctor Puertas. Una amplia parte de la población tiene jornada partida, comemos tarde, salimos de trabajar tarde y culturalmente somos más noctámbulos que otros países.

Según los convenios colectivos registrados hasta septiembre de 2007 en el Ministerio de Trabajo, un 18,19% de los trabajadores tiene pactada una jornada superior a nueve horas diarias y un 40,31% condiciones especiales de trabajo, como régimen a turnos, nocturnidad, reducciones por empleos peligrosos o con un descanso inferior a 12 horas en actividades con jornada partida.

Para paliar las consecuencias, se proponen cambios en los horarios laborales y de ocio, y la Comisión Nacional para la Racionalización de los Horarios entregó recientemente a los partidos políticos un decálogo de peticiones encaminadas a la conciliación. Entre sus objetivos está la consecución de horarios europeos para 2010, de manera que la jornada laboral no se alargue más allá de las 17.00 o 18.00 horas, con una pausa para el almuerzo de menos de una hora.

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