La Unión Europea al rescate.La Troika formada por el presidente de turno de la UE, señor Sarkozy, el Presidente de la Comisión, señor Barroso y el Alto Representante para la Política Exterior europea, señor Solana, actuaron rápida y eficazmente y en sucesivas visitas y reuniones en Moscú, Tbilisi y París, han reconducido la peligrosa situación del Cáucaso y sentado las bases para un futuro de diálogo y solución negociada y justa de ese y otros conflictos larvados de la zona.
No más Saakashvili.Mikhail Saakashvili, para los que aún no lo sepan, es el controvertido presidente de Georgia que irresponsable y torpemente bombardeó la capital de Osetia del Sur (¡su propio territorio, aunque en manos de rebeldes!) la noche del 7 al 8 de agosto último. La reacción rusa era previsible pero no que se extendiera al resto de Georgia, tomando incluso Gori, la patria chica de Stalin, y acercándose a la capital. Sabíamos de la insensatez del presidente georgiano, pero ¿actuó sin consultar a los americanos? Tiene fuertes vínculos con el vicepresidente de Bush, Richard B. Cheney, y sus neocons. Es posible que éste le animara a la aventura bélica para poner de manifiesto la brutalidad rusa y de camino ayudar al candidato conservador John McCain, quien subió inmediatamente en las encuestas. Es verosímil y atroz pensarlo. El problema es si hay más Saakashvili entre el mar Báltico y el mar Negro y tendremos nuevos sobresaltos en el futuro.
¿Qué hacemos ahora con Rusia?La crisis de Georgia con Rusia a cuenta de Osetia del Sur continúa acaparando la atención y los esfuerzos de la UE. No es para menos. Los europeos nos jugamos nuestra seguridad colectiva y la credibilidad como actores en un mundo crecientemente globalizado.
El problema es complejo y con múltiples aristas pero puede resumirse en una pregunta. ¿Cuál debe ser el modelo de relación de la UE con Rusia? Hay quienes piensan que Rusia es el enemigo y como tal hay que tratarla y combatirla. Otros pensamos que necesitamos que Rusia sea una amiga y aliada en la que podamos influir para que avance en la democracia y en el respeto a los derechos humanos. Los primeros quieren volver a la guerra fría, animados por la ya caduca Administración Bush, acusando a los rusos de Putin de intenciones neoimperiales y éste no deja de darles razones para que sigan pensando así.
La primera obligación de una política exterior que se precie es llevarse bien con los vecinos y Rusia es nuestro principal vecino oriental, del que dependemos energéticamente y cuyo concurso necesitamos para contener al nuclearizado Irán o para avanzar en la solución de la guerra en Afganistán, por ej. Ellos dependen de las inversiones y tecnologías occidentales para su desarrollo. Ambos podemos beneficiarnos del diálogo y el entendimiento mutuo.
La herencia de la Guerra Fría.Países que formaron parte de la URSS, tales como Ucrania, Georgia, Armenia, Azerbaiján y Moldavia continúan teniendo problemas territoriales, de población y de fronteras con Rusia. La península de Crimea fue rusa hasta los años sesenta cuando Kruchov se la regaló a Ucrania. Los rusos conservan allí una base militar y la importante ciudad de Sebastopol. El enclave moldavo de Transniester, de mayoritaria población rusa, quiere separarse de Moldavia. Ya conocemos lo ocurrido con Osetia del Sur y Abjasia, ambas regiones georgianas pero con fuerte tendencia independentista y prorusas. Nagorno-Karabakh se la disputan Armenia y Azerbaiján... y los bálticos y Polonia, miembros de la UE, no carecen de contenciosos con Rusia.
Fomentar el diálogo y la negociación entre las partes y con la mediación de la UE, descartar el uso de la fuerza, hacer posible compaginar el principio de la integridad territorial con los derechos de las minorías, constituyen el camino a seguir. Acosar, aislar y provocar a Rusia no es el camino. Tampoco permitir que Rusia nos divida, intente debilitar a otros o pretenda imponer sus criterios sin más. Se impone una conferencia internacional, como la que se va a iniciar en Ginebra el 15 de octubre, porque ni contra Rusia ni sin Rusia se puede construir un espacio estable y justo en esa región.
