Local

Contratos extravagantes

Antiguamente se llamaba extravagantes a las normas que, por haberse emitido con posterioridad, estaban fuera del corpus doctrinal del Derecho Canónico; después extravagante fue todo aquello que se hacía fuera del modo común de obrar.

el 15 sep 2009 / 04:10 h.

Antiguamente se llamaba extravagantes a las normas que, por haberse emitido con posterioridad, estaban fuera del corpus doctrinal del Derecho Canónico; después extravagante fue todo aquello que se hacía fuera del modo común de obrar. Podríamos pues decir que los contratos que el presidente de la Comunidad Valenciana pretende hacer firmar a los inmigrantes parecen extravagantes tanto desde el punto de vista jurídico como desde el sentido común. Pero lo extravagante no tiene por qué ser inocuo y, desde luego, me parece que la intención de quienes pretenden introducirlo no está cargada de inocencia. A veces lo extravagante se ha hecho costumbre: cuentan que una vez un Príncipe de Gales se olvidó abrocharse el botón superior de la chaqueta y esa "extravagancia" creó una moda que aún dura.

No es verdad que ese contrato no sirva para nada: si su uso se extiende por organismos y empresas servirá para una cosa muy importante: para diferenciar a quienes lo firman de quienes no; paradójicamente producirá una fractura social que no sólo no ayudará a la integración de los que vienen sino que lo impedirá desde el momento mismo de la firma porque, a partir de ahí, habrá ciudadanos de primera y de segunda. Y sabe Dios a qué profundidad puede llegar una fractura. Hay que conseguir que ese contrato extravagante no prospere porque también a las extravagancias las carga el diablo.

  • 1