Economía

CONTSA. Una veintena de filiales no sólo de ladrillo

Municipio de Pilas, corría el año 2003. Un cliente acude a retirar su dinero de una sucursal de uno de los principales bancos españoles. El director de la oficina pregunta el porqué. "Vosotros ni un 3% me dais por mis ahorros, otros me dan hasta un 20%". Ese "otros" era José Salas Burzón, hoy presidente del grupo Contsa.

el 15 sep 2009 / 00:14 h.

Municipio de Pilas, corría el año 2003. Un cliente acude a retirar su dinero de una sucursal de uno de los principales bancos españoles. El director de la oficina pregunta el porqué. "Vosotros ni un 3% me dais por mis ahorros, otros me dan hasta un 20%". Ese "otros" era un hombre estrechamente vinculado a la Hermandad del Rocío de la vecina localidad de Villamanrique de la Condesa, José Salas Burzón, hoy presidente del grupo Contsa, que ha solicitado esta semana ante los juzgados un concurso voluntario de acreedores -antigua figura de la suspensión de pagos- ante la crisis de liquidez que atraviesa derivada, a su vez, del pinchazo de la burbuja inmobiliaria.

En un proceso de estas características, lo usual es que sean los bancos, Hacienda y la Seguridad Social los que surjan como principales acreedores, pero en el caso de Contsa -y, salvando las distancias, al igual que en las malogradas sociedades de inversión en sellos Fórum Filatélico y Afinsa- son los pequeños ahorradores los que tendrán que soportar una quita de la deuda y/o los años que necesite, y así lo dictamine el juez, la empresa para enderezar sus cuentas y poder devolver el parné. En suma, captaba dineros a cambio de una holgada rentabilidad -de hasta un 20%- y los destinaba a adquirir inmuebles. ¿El fallo? Todo iba muy bien hasta que las ventas de éstos comenzaron a decaer.

Los rumores sobre las dificultades de Contsa para pagar los intereses a sus clientes afloraron en diciembre pasado. Entonces, este periódico se puso en contacto con el presidente, quien negó la mayor, argumentó que aquéllos se habían acostumbrado "a cobrar por adelantado", apeló al consabido dicho "en Sevilla hay mucha envidia" e hizo gala de la "transparencia" de las cuentas del grupo, todas auditadas y disponibles en su página web, hoy, por cierto, desaparecida, anda -dice- con trabajos de "mantenimiento".

Para conocer, pues, cómo es la estructura del grupo hay que rastrear en el Registro Mercantil y en la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV). Una veintena de firmas configuran el entramado societario, y la mayoría relacionada, por lógica, con su negocio principal, la inversión inmobiliaria. Los balances son de 2006, los últimos auditados y disponibles.

Las sociedades. Hasta mediados de ese año, de la matriz, Contsa Corporación Empresarial, colgaban trece filiales, si bien con posterioridad se afrontó un proceso de fusión entre varias de ellas, indica la compañía. Consta Patrimonio, especializada en la adquisición de todo tipo de bienes, era por entero y en la fecha de referencia, 2006, propiedad por el grupo de José Salas, e igual negocio tenía Consta Participaciones, ésta al 90%.

Por capital social, la mayor presencia correspondía a Contsa Renta Vitalicia, que canaliza prestaciones a los inversores que ceden inmuebles a cambio de una renta (una especia de hipoteca inversa), mientras que la entrada en sociedades financieras se ejecuta a través de President Participaciones.

En el ámbito de la promoción inmobiliaria, aparecen Parque Comercial Cartuja, Grupo Inmobiliario Europa Sur y Consta Desarrollos Inmobiliarios, siendo Consta SL, Contsa Project Internacional, Gestión Financiera del Sur, Gestión y Administración Sevilla y Consta Subastas Inmobiliarias filiales con variopintos servicios, desde el asesoramiento fiscal hasta la intermediación en compraventas.

En el verano de 2006, Salas acometió una reestructuración societaria, por la cual seis de esas firmas quedan absorbidas por Consta Corporación Empresarial. Hasta aquí, lo que se decía en 2006.

Los activos de Consta Corporación Empresarial pasaron de 23,51 millones de euros en 2005 a 34,98 millones un año después, al tiempo que el capital social se situaba en 8 millones de euros y en 10,7 millones los fondos propios. Para entonces, el valor contable (en libros, no de mercado) de las inversiones financieras alcanzaba los 18,83 millones de euros, que se duplicaron en un solo ejercicio, y 24,2 millones la partida de acreedores y que, en la mayor parte de los casos, serían los inversores particulares de la compañía.

Si nos atenemos a lo dicho por el propio Salas Burzón, los activos actuales sumarían 80 millones de euros y 53 millones el pasivo (los acreedores particulares más el endeudamiento financiero y otro tipo de deudas). Muy bien tuvo que ir, pues, su negocio antes del verano de 2007, cuando surgieron los primeros síntomas del frenazo inmobiliario y la crisis de las hipotecas subprime en EEUU.

En cuanto a la cuenta de resultados de Consta Corporación Empresarial, los ingresos de 2006 sumaron 6,08 millones de euros (3,3 millones en el ejercicio precedente), con un beneficio neto (tras pagar impuestos) de 1,2 millones. No se repartió dividendos, sino que todas las ganancias fueron destinadas a reservas y a compensar pérdidas de años anteriores.

¿Sólo? En aquel año, nada más sobre Consta Corporación Financiera. Sin embargo, actualmente otras firmas están asociadas o vinculadas. Así, Salas figura como consejero delegado o administrador de varias sociedades de la actividad aseguradora (Salvamento y Recuperación de Siniestros, Cartuja Intermediación Correduría), de restauración (Contsa Catering), de servicios médicos y ópticos (otras cinco firmas), de gestión agrícola (una), de servicios inmobiliarios (cuatro) y dos relacionadas con arte y ocio. Pero hay una más, de gran importancia, de la que Salas Burzón es su administrador.

A mediados de 2002, Cartuja Financiera Andaluza recibía las preceptivas bendiciones del Ministerio de Economía y Hacienda y del Banco de España para actuar como establecimiento financiero de crédito, esto es, con capacidad para dar préstamos y créditos, pero no para captar depósitos (para hacerse una idea, valga este símil: la actividad típica de las financieras vinculadas, por ejemplo, a centros comerciales).

En otras palabras, que el grupo no sólo captaba inversiones, sino que actuaba de prestamista (financiación a terceros). Al concluir 2006 su cartera crediticia ascendía a 8,27 millones de euros, de los que 3,92 eran préstamos personales sin garantías, 3,38 millones sí las tenían (sobre viviendas y otros bienes) y el importe de los activos dudosos (aquellos con dificultades para ser cobrados, al acumular varias cuotas sin retorno).

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