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Deportes

Cosas del Betis y del fútbol que desafían toda lógica aparente

LA CONTRACRÓNICA. Los verdiblancos ganan un partido y vuelven a creer, Jordi y Dídac son aplaudidos, jugadores del Getafe se ríen en plena derrota... Por muchos partidos que se vean, este deporte es incomprensible.

el 08 mar 2014 / 22:34 h.

El 2-0, de Rubén Castro: el balón entra cerca de la escuadra tras tocar en Rafa / Ramón Navarro El 2-0, de Rubén Castro: el balón entra cerca de la escuadra tras tocar en Rafa / Ramón Navarro El fútbol es un deporte, un fenómeno o un sentimiento (quién sabe de qué tiene más) difícil de definir. Por tanto, es complicado comprenderlo. Ver miles de partidos a lo largo de una vida no da el conocimiento absoluto de todo lo que entraña algo tan simple, en apariencia, como veintidós hombres corriendo detrás de una pelota con el único objetivo de conseguir que traspase una raya de cal pintada en perpendicular a dos palos verticales y en paralelo a otro palo horizontal. Y no se trata de desmenuzar tácticas, explicar los inexplicables gestos de los entrenadores desde la banda o desvelar intimidades de vestuario. Se trata de entender porqués mucho más simples. Es imposible, o lo parece, saber por qué Jordi Figueras, denostado hasta hace dos ratos y con toda la razón del mundo, es ahora una especie de valladar que incluso quita el puesto al otrora indiscutible Amaya, y que conste que el listón estaba tan bajo que cualquier actuación decente induce inconscientemente a agrandar el elogio. Es imposible, o lo parece, saber por qué Dídac, denostado hasta hace dos ratos y con toda la razón del mundo, es ahora una especie de correcaminos que no se agota por mucho que suba y baje la banda desde el principio al final. Y, cómo no, también sería imposible comprender por qué la afición del Betis, que hasta hace dos ratos habría pagado por rescindir el contrato de ambos jugadores, los cumplimenta ahora con aplausos y vítores. Sería imposible si no fuese la afición del Betis, claro. Hay más cosas que se salen de la comprensión de quien no es profesional del balompié, como que jugadores del Getafe (Sarabia, Borja Fernández...) se den el lujo de reírse cuando su equipo cae 2-0, acumula su duodécima jornada sin ganar y roza la zona de descenso. O, por ejemplo, que la suerte sea tan arbitraria que antes volvía la cara cuando veía llegar al Betis y ahora lo premia con un leve toque de un defensa rival que hace que un remate de Rubén Castro vaya a la escuadra. Y falta la más incomprensible de todas: que el Betis y los béticos, a pesar de tan nefasta temporada, de la realidad de los números y de estar mentalmente en Segunda desde hace tiempo, crean ahora de verdad que, en efecto, se salvarán.

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