Cultura

Cría fama y échate a dormir

El gran bailaor y coreógrafo sevillano presentó anoche en el Teatro de la Maestranza su nuevo montaje, dedicado al exterminio contra los gitanos

el 07 abr 2013 / 17:21 h.

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Por Manuel Bohórquez Flamneco_manolo_blogIsrael Galván cada vez se adentra más en montajes complejos, de escaso contenido flamenco, que, sin embargo, su ya nutrida parroquia de seguidores le agradece. Se llenó el Teatro de la Maestranza para ver su última obra, que en esta ocasión trata sobre el exterminio gitano por parte del nazismo y que fue estrenada en el Teatro Real de Madrid en diciembre del pasado año. Obra de casi dos horas de duración, soporífera y fría hasta lo insoportable, salvo en la parte que resolvió la bailaora sevillana Isabel Bayón y algunas cosas de Israel Galván que, si nos olvidamos del exterminio nazi contra los calés, es más de lo mismo: una exposición de sus ya clásicos pasos y desplantes, aunque es admirable su enorme poderío físico y cómo es capaz de sin desarrollar grandes cosas desde el punto de vista artístico hacer creer al público que lo que hace está solo al alcance de los grandes genios. En este tipo de obras, creadas a la medida de este artista por Pedro G. Romero, cabe cualquier cosa, desde darle patadas a una pianola y a una chapa de zinc, hasta bailar sobre una viga de hierro. Como el bailaor ha prescindido ya de la mayoría de las reglas del baile flamenco, ofreciéndonos las suyas, cuesta digerir  a veces lo que hace, aunque sean genialidades, que es muy posible que lo sean. Musicalmente la obra tampoco es un prodigio, pero se oyen algunos cantes interesantes y un magnífico solo de Chicuelo, además de otras músicas, si podemos llamarlas así. David Lago está estupendo en malagueñas y Tomás de Perrate luce su vozarrón calé. Aunque ya la hemos citado, Isabel Bayón está estupenda actuando y bailando, y Belén Maya no terminó de conectar bien. No le quitamos el mérito a esta obra, de una elaboración evidente y con detalles coreográficos, escenográficos y luminotécnicos de interés. Es, además, loable que el bailaor sevillano haya querido acordarse de los gitanos que fueron asesinados por los nazis. Pero entristece que un genio del baile flamenco como Israel Galván nos siga negando su baile jondo, en donde no tendría rival. En lo que hace ahora no es ni mucho menos un genio, aunque si sigue en esta línea acabará por triunfar del todo, cuando sus seguidores adopten sus maneras como las de un dios, haga lo que haga. Su nueva obra me aburrió bastante.

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