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Crónica de una ruptura anunciada

Lo que ha pasado entre el PP y UPN estaba más que cantado, desde el momento en que el presidente navarro, Miguel Sanz, anunció su intención de que los dos diputados de su partido en las Cortes Generales, integrados en el grupo popular, se abstuviesen en la votación de las enmiendas a la totalidad al proyecto de Presupuestos Generales, presentado por el gobierno.

el 15 sep 2009 / 17:42 h.

Lo que ha pasado entre el PP y UPN estaba más que cantado, desde el momento en que el presidente navarro, Miguel Sanz, anunció su intención de que los dos diputados de su partido en las Cortes Generales, integrados en el grupo popular, se abstuviesen en la votación de las enmiendas a la totalidad al proyecto de Presupuestos Generales, presentado por el gobierno.

Y estaba cantado, diga lo que diga ahora Miguel Sanz, porque suponía el primer paso hacia una ruptura, ya decidida de antemano, unilateralmente, por los dirigentes de UPN.

Es difícil saber cuándo se tomó esa decisión de romper con el PP, pero posiblemente empezó a fraguarse poco después de las últimas elecciones autonómicas, en mayo del 2007, cuando Zapatero, en contra de lo que pedían y querían los socialistas navarros, les prohibió el pacto con Nafarroa para arrebatar el gobierno foral a UPN, que había sido la lista más votada, con una gran diferencia, pero sin mayoría absoluta, dando la orden de permitir que Miguel Sanz siguiese gobernando en Navarra, a pesar de su histórico hermanamiento con el Partido Popular. A partir de ese momento, se fueron trenzando unos lazos entre UPN y el PSN, que han desembocado en la ruptura anunciada esta semana, y que ahora obliga a los populares a poner en pie una estructura partidaria, en una comunidad en la que, desde hacía 17 años, había delegado su presencia en manos de Unión del Pueblo.

Dicho mal y pronto, Miguel Sanz le ha puesto los cuernos a su pareja de hecho y de derecho, que era el PP, y lo ha hecho, no por desamor sino por interés.

Conociendo la trayectoria del presidente navarro, nadie se puede creer que esa fuga hacia los brazos del PSOE -que es lo que es, y el tiempo lo demostrará- ha sido porque su corazón estuviese más cerca de los socialistas que de los populares, simplemente, el PSOE le garantiza un gobierno estable, por el momento, y cualquiera sabe qué otras cosas, de cara a un futuro próximo. Y para ello, igual que hacen muchos para dejar a su pareja, se ha buscado un pretexto. Está claro, porque la abstención de los dos diputados navarros -uno de ellos no secundó la orden de Sanz- no iba a servir para nada a la hora de que el gobierno sacase o no adelante los presupuestos.

Por tanto, ha sido un montaje, y el PP ha hecho lo único que en estas circunstancias le cabía hacer. Es decir, romper relaciones de pareja y ponerse a buscar piso y novia, o en este caso cede en Navarra y hacer un llamamiento a sus posibles militantes para implantar su propia marca en esa Comunidad. No lo tiene fácil, porque su espacio sociológico es prácticamente el mismo que el de UPN, pero, aunque mucha gente no lo crea, en política también cuenta la dignidad. Y la dignidad es lo que queda al final de esta crónica de una ruptura anunciada.

Periodista. juan.ojeda@hotmail.es

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